¿Miente o no miente el rabino?

Finales del siglo XIX. El rabino Samuel va por una calle de Lodz, en la parte polaca de la Zona [the Pale of Settlement]. Se encuentra con su colega el rabino Moisés. Moisés pregunta a Samuel: «¿De dónde vienes?» Samuel contesta: «De Cracovia». Moisés le perfora la cabeza con una descarga de envenenados [vergiftete] dardos saduceos: «Dices que vienes de Cracovia y dices bien, pues efectivamente vienes de Cracovia, pero lo dices para engañarme». Samuel, ladino entre ladinos, sonríe y sigue su senda. No suelta prenda, pero…

Allá por los años cuarenta del siglo XX el catecismo del padre Ripalda, oh infancia de catecismo y padrenuestro, rezaba más o menos: «Mentir es decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar».

Pájaro bobo pregunta: ¿se miente o no se miente cuando se dice verdad con intención de engañar?

Él sostiene que, con independencia del contenido de una proposición, decir algo con intención de engañar a alguien es mentir o, al menos, equivale a mentir. ¿Está equivocado? Es posible, pero él procura no decir ni lo que no piensa ni lo que piensa con intención de engañar.

 

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