Cainismo

Dos políticos de primera fila deciden dirimir sus litigios y de paso resolver los problemas nacionales a garrotazo limpio. El festejo se celebra en la plaza pública, llamada del Parlamento, que ha sido habilitada para la ocasión. Entrada gratuita para televidentes. Aunque nada más aparecer, ambos contendientes quedan hundidos en barro inglés hasta las rodillas y tienen los ojos vendados, se atizan con saña dirigidos y azuzados por sus subalternos, también llamados segundos. Los aficionados, divididos en dos bandos, jalean a su respectivo héroe, mientras los turistas llegados de los países vecinos —Galizia, Euskadi y Catalunya— piden sangre y más sangre, hasta que, hartos o satisfechos, empiezan a gritar todos juntos, como si fueran un solo pueblo y una sola nación: «¡Que se maten, que se maten!»

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿en qué país estamos?

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