Artículos del día 17 de marzo de 2007

Paraíso e infierno

Después de volver una y otra vez a la infancia; después de preguntarme una y otra vez por las causas de mi insistencia en ese regreso; después de mucho sufrir y mucho pecar, descubro que la infancia es mi refugio y mi paraíso. En ella soy un ángel. Aún no he pecado. Aún no he deseado mal a nadie.
Por eso, ahora, cada vez que quiero volver a la infancia, tengo que liberarme antes de todos los malos recuerdos; esos recuerdos me atormentan como una conciencia desdichada y culpable, una conciencia que me dice con implacable insistencia que sigo preso de todo lo que he dicho y he hecho, de todo lo que he deseado y he odiado. ¿Será tal vez eso el infierno o un anticipo del infierno?

A vueltas con la lengua

Pájaro bobo opina que, en contra de la práctica consuetudinaria, cuando hay una relación de sustantivos no es correcto poner el artículo determinado únicamente en el primero de ellos y decir/escribir, por ejemplo, «los niños y niñas», «los hombres, mujeres y niños». Pájaro bobo considera que, cuando el primer sustantivo de una serie lleva el artículo determinado, hay que ponérselo también a todos y cada uno de los demás, incluso en el caso de que todos los sustantivos de la serie sean del mismo género y tengan el mismo número. Verbigracia: «Las cordilleras, las montañas y los montes de mi país». No «las cordilleras, montañas y montes de mi país», como se escribe y se dice a menudo. Y tampoco: «las cordilleras, montañas y colinas». Otra solución consiste, cuando la frase lo permite, en no poner el artículo determinado a ninguno de los sustantivos integrantes de la serie. Ejemplo: «Cordilleras, montañas y montes que tienen nombres árabes». Conclusión: o todos o ninguno. Fin de la lección.