Artículos del día 25 de marzo de 2007

¿Norma o abuso del uso?

Pájaro considera que, esté o no esté de acuerdo con ello, en la inmensa mayoría de los litigios lingüísticos el uso termina imponiéndose a la norma por vía del abuso como hecho consumado y consumido. El eje sintagmático es democrático, responde al habla y, como tal, a la lengua entendida, percibida y empleada como medio de comunicación, mientras que el eje paradigmático es jerárquico y como tal autoritario y coercitivo. Pajaro bobo se somete a él de buen grado, pero entiende y acepta que otras personas no se sometan y no quieran someterse a él. La gramaticalidad es una variante de la agramaticalidad, no a la inversa. Por eso procura mantenerse fiel a sus convicciones y, al mismo tiempo, ser suficientemente flexible y democrático para aceptar una realidad, ajena a él, sobre la que no tiene ni poder ni autoridad. Fórmula química: firme en las convicciones, elástico en las relaciones.
Hoy, 25 de marzo, Pájaro bobo ha visto y ha leído en la página 17 de ABC, diario de rica tradición academicista y rigurosa redacción gramatical, la frase

«La expulsión hubiera transmitido una imagen de tensión y rebelión en el frente de los presos etarras»

Él considera que la forma verbal «hubiera» es incorrecta y, por lo tanto, que habría (no hubiera) sido mejor utilizar el condicional «habría», pero entiende y acepta que no posee otra autoridad que la que le conceden, de una parte, sus lectores, sus amigos y los amigos de sus amigos, y, de otra, sus no amigos y sus detractores.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es la lengua una mera convención o una manera de describir el mundo previamente elaborado por nuestra mente de acuerdo con los principios de la lógica humana?
Sea como fuere, Pájaro bobo opina que la pregunta es extensible a todas las estructuras jerárquicas y a todos los sistemas de valores creados por el ser humano para el ser humano.

Relación contra natura

En la página 10 del diario ABC, en su edición del domingo, 18 de febrero de 2007, Carmen Iglesias, historiadora y académica, dice textualmente:

«No comprendo la relación de la izquierda con los nacionalismos»

A Pájaro bobo se le ocurren varias ideas que ofrece a modo de sugerencias sin ánimo de lucro.
Primero. Entender es entender, estar de acuerdo es estar de acuerdo, aceptar es aceptar. En su opinión, la realidad en cuanto tal debe aceptarse, se entienda o no se entienda, se esté de acuerdo con ella o no se esté de acuerdo con ella. Al menos, en un primer momento, al menos hasta cierto punto, al menos como punto de partida.
Segundo. De la misma manera que hay parejas de hecho hay relaciones de hecho. Y, siempre en su opinión, si la relación sexual de un ser humano y un animal es una relación contra natura (al menos para algunas personas), también lo es, al menos para algunos españoles, la relación ideológica, política y/o social de un partido de izquiedas con un partido de derechas y, más aún, si ese segundo partido es en realidad un movimiento burgués separatista y, como tal, se opone tanto a la izquierda española como al conjunto de España. Aquí tenemos, pues, una relación contra natura y, en suma, doblemente desleal.
Cuarto. Como ya ha dicho Pájaro bobo en varias ocasiones, la relación de la izquierda española con los separatismos es, de acuerdo con su manera de ver y entender todo lo relacionado con España, una relación contra natura de cintura para arriba y de cintura para abajo. Y, como tal, esa relación sólo puede alumbrar monstruos.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuántos meses habrá que esperar para verlo, comprobarlo y lamentarlo?

Pájaro bobo se acuerda nuevamente del sargento de Plasencia. (Véase «Profesor Blawinsky. El Mago de Plasencia»).

Llamada

Pájaro bobo falta a su promesa. Lee, relee periódicos de la Meseta y de la capital. Sua culpa, mea culpa. Quiere seguir creyendo que todos los españoles tenemos una sola Meseta y una sola capital. Contra la deslealtad y la perfidia de los fenicios de Poniente, la lealtad y la fidelidad, nunca desmentidas, del carpetovetón iluso.
Felipe González, que algo debe de retener de lo que le enseñaron, habla de «clima prebélico». Se refiere a nuestro entorno y nuestro momento. Pájaro bobo, con una visión trágica y atormentada de España y su historia, dice que ese clima prebélico inició su andadura o su cuenta atrás el día mismo en el que terminó nuestra guerra civil. ¿Por qué?, pues porque, siempre de acuerdo con su manera de ver y entender personas y cosas, dicha guerra se cerró en falso: el enemigo se pasó al enemigo. Obreros y oligarcas de todas las oligarquías estuvieron cuarenta años cantando el Cara al sol y a los cuarenta años y un día salieron a la calle para celebrar la muerte del dictador. Victoriosamente, sí victoriosamente. Y los fenicios volvieron a ser fenicios. Fenicios y mercaderes de toda la vida, de siempre.
Pájaro bobo se pregunta: ¿me es ajeno algo humanamente inhumano?

Enric Juliana, el topo del Retiro, escribe hoy, 25, una crónica casi antológica en La Vanguardia, periódico de su amo y señor. Después de dos párrafos de la mejor literatura, el mensajero y corresponsal de la avanzadilla fenicia en la capital del Reino se pone a lanzar metralla y no para hasta que, ya en las líneas finales, anuncia la entrada en acción de Accio Catalana. Pájaro bobo confiesa que no sabe qué es Acció Catalana. Ya se lo explicarán a la fenicia los fenicios. Como dice el topo Juliana, «con inteligencia», con mucha inteligencia. Y cuando un topo fenicio habla de inteligencia, hay que pensar en perfidia, mucha perfidia, que, en definitiva, es la forma suprema de la inteligencia práctica, esa que ignora los principios de la ética o los somete a los principios, siempre supremos y siempre inquebrantables, del interés económico. Es sabido que el fenicio ha nacido para comprar y vender; a ser posible, con un pie en tierra y otro en su barco, por encima del agua, de todas las aguas, de todas las mareas, de todos los sunamis, de todos los diluvios. En definitiva, por encima y más allá de todas las guerras y todos los cataclismos.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué los carpetones ilusos no aprendemos de los fenicios?

Nota
A punto de cerrar página, Pájaro bobo piensa en voz alta y dice: Si al menos aprendiéramos del sargento de Plasencia… (Véase la entrada «Profesor Blawinsky, el mago de Plasencia»).