Hoy, jueves, Florenci Rey, del servicio meteorológico, aparece en la pantalla de televisión para informarnos del tiempo. Menciona hasta cuatro veces la palabra «país» y dos el término «territorio peninsular». No pronuncia ni una sola vez la palabra «España». Por lo visto, no hace ninguna falta.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿No es cierto que la destrucción de una nación empieza por la destrucción de su nombre?
¿Cuántas personas trabajan hoy en la destrucción de España?
Artículo sobre
actualidad escrito por el 29 de marzo de 2007 y
sin comentarios de momento.
Una vez más, el Golafre mayor de la Pitiusas guarrea su página y amontona palabras para hablarnos, cómo no, del juego del escondite entre representantes y representados. Es lo suyo; como quien dice, su abc. Ahí, lejos de sus paisanos, está a salvo. Una de las tareas de los topos es cubrir y encubrir las traiciones de sus correligionarios. La tarea de este consiste ahora en entretener al personal, como, verbigracia, Francisco Umbral, pero sin spleen. Para eso le pagan, para eso le han concedido el subtítulo de politólogo-paleontólogo antidiluviano (a prueba de diluvios), para eso está ahí en la Villa y Corte de mi patria.
Es sabido que no es bueno mentar la cuerda en casa del ahorcado y mucho menos hablar de traiciones en la caverna de los traidores, palabra proscrita por prescripción del psicoanalista en tierra de fenicios. ¿Acaso hay peligro de que alguien se vuelva loco y empiece a decir lo que piensa?
Por ejemplo, el carallot (botarate) Carod, que sigue con el juego de las trampas-traiciones a dos bandas, a tres bandas, a cuatro bandas, a todas las bandas imaginables. En eso no le ganan ni Heribert Barrera, Pujol ben Gurión, Maragall, Piqué y Narcís Serra juntos. El carallot Carod quiere ser el primero en pisar la cinta de la meta. Ellos querían utilizarle a él, y ahora él los está utilizando a ellos, o casi. Veremos cómo termina el juego de las trampas y las traiciones. De momento, podemos decir que forma parte de la historia pasada, presente y futura del país.
Y de momento hay que reconocer que los fenicios de Poniente han conseguido su primer gran objetivo: mangonear la política de España y los españoles y, al mismo tiempo, impedir que los españoles metan las narices en la política de los catalanes. ¿Y el Estatuto? El Estatuto ni tocarlo.
Cuatro preguntas ingenuas e intempestivas
¿Cuál será la proxima jugada-trampa del carallot Carod al frente del frente separatista catalán?
¿Qué medidas se han tomado por parte de España para controlar la situación que, a mal seguro, va a plantearse pronto con los separatismos en alza?
¿Dejarán los responsables del destino de España que los separatistas la destruyan o que vuelvan a esconderse en sus madrigueras en espera de otra y otra oportunidad?
¿Dónde está el límite de la dignidad y de la responsabilidad de España y los españoles?
Artículo sobre
actualidad escrito por el 29 de marzo de 2007 y
sin comentarios de momento.