Artículos del día 18 de abril de 2007

La derrota de Occidente

Se habla de cambio climático cuando, como ya ha dicho Pájaro bobo, lo lógico y pertinente (acaso lo menos ilógico y lo menos impertinente) sería hablar de degradación del medio ambiente, de la bioesfera o de las condiciones de vida en nuestro planeta. No hace falta. Precisamente por absurda, no hay que desechar la idea de que, tal vez, el ser humano está destinado a autodestruirse. Y, si no, ahí están los musulmanes. Por lo pronto, Europa corre gravísimo peligro. Los musulmanes han encontrado un arma para luchar contra la superioridad tecnológica de Israel, de Estados Unidos y de Occidente en su conjunto. Ese arma es la fe. Una fe que ya no mueve montañas pero derriba edificios gigantescos, erigidos en símbolos de la opresión que, según ellos, sufren y del odio que, según nosotros, sienten. Opresión y odio. Cóctel mortífero. Como en otros tiempos, la fe convierte al ser humano en una bomba. La metralla está en el corazón, el mecanismo en la cabeza.
En opinión de Pájaro bobo, Occidente debe afrontar la amenaza islámica con inteligencia y sangre fría. Invadir un país, dos países, tres países no soluciona el problema, lo agrava. Como lo agrava llamar terrorista a todo aquel que se opone a la invasión-ocupación de su patria. Ésa es una manera de convertir a todos sus habitantes en terroristas. Y también una manera de que los habitantes de todos los países árabo-musulmanes se solidaricen y se unan en la lucha contra Occidente y sus aliados. Si quiere conjurar el peligro y salir airoso, Occidente debe renunciar a su superioridad bélica y emplear las armas de la razón. Y, como primera medida, debe estudiar a fondo la mentalidad de los pueblos árabo-musulmanes. Su sistema de valores, su modo de entender la vida individual y colectiva o social. En el enfrentamiento, el creyente tiene ventaja sobre el no creyente; por eso busca siempre el cuerpo a cuerpo, y ahí, en el cuerpo a cuerpo, las máquinas no sólo no sirven de nada sino que incluso constituyen un impedimento, un impedimento tan grande como las corazas y los escudos medievales. En opinión de Pájaro bobo, Occidente debe despojarse de su pretendida superioridad y adoptar una actitud realista y racional. Para él es una ingenuidad pensar que, si se produce un choque de civilizaciones, en ese choque van a prevalecer las condiciones que fije Israel, Estados Unidos u Occidente. Lo más seguro es que sean los árabes quienes fijen la hora, el lugar y el modo o los modos del choque, que, si Alá quiere y Jehová no lo impide, serán varios. O muchos. Ya ahora podemos dar por cierto que los golpes o mazazos serán siempre por sorpresa. Y, muy probablemente, en varios lugares a la vez. Y, con toda certeza, en los puntos más vulnerables, en los puntos más sensibles. Allí donde más grande sea el daño, y más persistente; un daño, a ser posible, irreparable, definitivo, total.
Cuatro preguntas ingenuas e intempestivas
¿Cuándo aprenderá Estados Unidos la lección de Irak y Afganistán?
¿Qué será de Europa?
¿Qué será de Israel?
¿Qué será de España?

El terror del traidor

El catalanoseparatista Valentí Puig firma hoy, 18 de abril, la tercera de ABC con un montón de palabras bajo el título de El vasto vértigo del terror que empieza así: «El sueño regresivo del gran califato impone la desaparición de la autonomía individual y, en último extremo, convierte al ser humano en arma contra la humanidad, con un cinturón explosivo o al volante de un camión cargado de dinamita, destinado a destruir vidas humanas y todo elemento de convivencia que se oponga al totalitarismo jihadista». Si alguien, después de intentarlo varias veces, no consigue entender el texto que antecede, que no se asuste. En opinión de Pájaro bobo, el que debería asustarse es el que dijera que lo ha entendido, fuera o no fuera verdad. Como lector incurable y adicto de ABC, Pájaro bobo sigue creyendo que el portentoso autor de semejante constructum piensa en polaco y luego se hace traducir al español lo que piensa con un robot de penúltima generación. En cualquier caso, no cabe duda de que estamos ante una eminencia no de la lógica sino de la perversión de la lógica. Tal eminencia remata su faena con estas dos perlas de la mejor politología europea: «Esta vez, la vieja Europa del relativismo y el colesterol no puede permitirse tanta transigencia. Hace tiempo que la «jihad» cruzó el Mediterráneo».
Cuatro preguntas ingenuas e intempestivas
¿Alguien puede explicarnos qué tiene que ver el relativismo con el colesterol?
¿Cuánto tiempo hace que Valentí Puig, el Golafre de las Pitiusas, cruzó el Ebro para instalarse en la capital de España como miembro del lobby fenicio de la intriga permanente, la traición persistente, la conjura convergente-disolvente?
¿Y si después de tanta intriga, tanta traición, tanta conjura, resulta que el invento no resulta?