Artículos del día 21 de abril de 2007

Música de Avellaneda

A pesar de sus limitaciones perceptivas, a Pájaro bobo le maravilla y le sobrecoge el fenómeno de la música y procura tener oídos para todas las modalidades que llegan a él. Hoy, sábado, lee en La Vanguardia barcelonesa: «El conseller de Turisme invita a los catalanes a no pasar por Barajas cuando viajan. Huguet pide que se envíe «una señal» al Estado para que ceda El Prat». En opinión de Pájaro bobo, el mensaje, plenamente en la línea de la política de la puta i la Ramoneta, tiene el sello de la Generalidad, aunque se diga que la letra y la música son del maestro Huguet, funcionario de la Fenicia de Poniente. Miserables, miserables.
Afortunadamente, en la contraportada del órgano del separatismo oficial de Cataluña hay un texto sumamente gratificante de Ima Sanchís en forma de entrevista que esta inteligente señora hace a Friedrich Cerha, músico nacido en Viena y, por lo que dice, persona sensible marcada por sus vivencias durante la segunda guerra mundial. Cerha nos enseña/recuerda que la música tiene que ver con el latido del corazón. Y Pájaro bobo añade por su cuenta y riesgo que el latido del corazón humano tiene que ver con el latido o la cadencia del universo, de la misma manera que el latido o la cadencia del universo, con todos sus corazones, tiene que ver con el latido o la cadencia de Dios, con todos los universos y todos los corazones que ha creado.
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Es bueno y/o aconsejable prestar oídos sordos a todas las músicas que nos perturban incluso cuando maestros y comparsas se empeñan en repetir «siga el baile, siga el baile»?
¿Es cierto, como intuye o sospecha Pájaro bobo, que el sonido no es imprescindible para la música?
Y, si el sonido no es imprescindible para la música, ¿cuál es entonces la esencia de la música?
Observaciones
Cualquiera que sea la respuesta a la primera pregunta, acaso convenga insistir en que las dos noticias comentadas han aparecido el mismo día, en el mismo periódico: una en su portada, otra en su contraportada. Cualesquiera que sean las respuestas a las segunda y la tercera preguntas, no cabe duda de que el baile consiste en movimientos acompasados, por lo común en parejas o por parejas, con o sin acompañamiento musical.