La zorra fenicia en el gallinero español
Los ciudadanos del partido de los Ciudadanos se quejan de que los separatistas no les dejan vivir: los amenazan en la calle, les rompen los carteles electorales, los persiguen, acosan e insultan en la red. Y eso que son la clase dominante y representan la ideología dominante. Y eso que tienen el poder, todo el poder; y eso que, cuando les conviene, hablan de persecución. Miserables, miserables, miserables.
Mal tienen que verlo los separatistas para recurrir a prácticas mafiosas con coartadas tan endebles como «se trata de individuos incontrolados sin identidad conocida; nosotros no hacemos eso». Claro, esas cosas se hacen solas: sin nadie que las ejecute, sin nadie que las dirija, sin nadie que las pague, sin nadie que pretenda beneficiarse. Miserables, miserables, miserables.
Por otra parte, eso me dice que el partido de los Ciudadanos es un peligro real para la dictadura separatista de Cataluña, en la que hay que incluir todos los partidos del «establishment» autonómico, lamentablemente también a los impopulares populares y a los pseudosocialistas de estas comarcas.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué pasará si, como es de desear y de prever, los ciudadanos de Ciudadanos consiguen romper la dictadura separatista en Cataluña?