Partido de los Ciudadanos: tres ramas para un árbol
El día después fue amargo para la joven formación. Más de lo previsto. En su seno surgen ahora los problemas que, por instinto de supervivencia, todos dejaron momentamente a un lado. Tensión tripolar. Un primer grupo próximo al socialismo del PSOE, un segundo grupo, reducido en número pero influyente, cercano al PP y abiertamente alejado de Piqué, y, por último, un tercer grupo de intelectuales que en su momento actuó como cabeza visible y dignificadora de la formación. En opinión de Pájaro bobo, entre esos intelectuales predominan las posturas filosóficas caras al escepticismo y el agnosticismo. Librepensadores e hijos de la Ilustración, todos ellos se declaran rotundamente partidarios de la sociedad abierta poppereana y, por lo mismo, contrarios tanto a la opresión social como a la cercenación de la libertades individuales, que evidentemente es lo que más les afecta. En un momento u otro decidieron no integrarse en la intelectualidad adicta al catalanismo oficial y desde entonces han intentado sobrevivir en alguna de las pocas parcelas que aún escapan al control dictatorial del régimen imperante en Cataluña.
Esos tres grupos, más propios de un movimiento cívico de desarrollo transversal que de un partido político sustentador de una ideología, deben llegar a una integración orgánica y funcional si quieren sobrevivir y desempeñar un papel éticamente digno y socialmente útil en la política catalana y, más tarde, en la política española. Pájaro bobo considera que, toda vez que hasta ahora la parte organizativa del partido ha sido un auténtico modelo de planificación y eficacia, hay que conservarla y reforzarla, prestando apoyo a José Domingo como cerebro en asuntos de gestión y organización. En cuanto al indirizzo ideológico y programático, él entiende que son los afiliados quienes deben decidirlo, siempre teniendo en cuenta la realidad y las posibilidades que esa realidad ofrece.Lo más práctico y racional sería que a partir de ahí se elaboraran tanto la táctica o las tácticas como la estrategia.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es lógico que en una democracia los oprimidos no consigan unirse para acabar con su opresión?
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