¿La última denuncia de Pájaro bobo?
En el programa elaborado conjuntamente por los separatistas catalanes y vascos está previsto que los trabucaires etarras abran fuego y preparen el terreno para las negociaciones políticas.
De acuerdo con ese mismo programa, en el norte éstas deben ser llevadas a cabo por hombres como Ibarreche o Jon Imaz. Pájaro bobo recuerda que hace poco Francesc de Carreras, más funámbulo de la cuerda floja y el alambre que catedrático de universidad, elogiaba en vivo y en directo la inteligencia del tal Imaz, y todos sabemos qué significa inteligencia para un separatista catalán disfrazado de ciudadano.
Aquí, en la margen izquierda del río de los iberos, ya en su curso bajo, las negociaciones corren a cargo del líder de turno, pues todos ellos, independientemente de la parcela que por razones tácticas ocupen en la arena, están deseando matar al toro español. Incluso ese personaje híbrido y descastado de nombre José/Josep Montilla, servil subalterno servidor de separatistas.
La fórmula operativa del programa conjunto de nuestros separatistas fue acuñada hace décadas por Pujol ben Gurión cuando, bajo la apariencia de un desideratum o Wishfulthinking, confesó con perfidia: «Si los vascos abren brecha, nosotros nos colamos detrás». En realidad, el mensaje nítido y más profundo de sus palabras era: «Ellos que vayan abriendo brecha y nosotros nos iremos colando detrás, como siempre».
Curiosamente, y contra todo pronóstico, quienes han abierto brecha ahora han sido los fenicios que, capitaneados por el carallot Carod, han presentado una selección nacional de Cataluña urbi et orbe. Evidentemente en este caso la especialidad deportiva no tiene la menor importancia y es más que probable que ni siquiera sus mismos promotores sepan de qué especialidad se trata. El hecho es que la squadra ha sido presentada como selección nacional de Cataluña y que los separatistas vascones se han apresurado a seguir el ejemplo reclamando selecciones nacionales para su nación.
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Se han enterado el Gobierno de España y en particular su ministerio de Asuntos Exteriores de que una de las tácticas de los separatistas consiste en ir debilitando y erosionando la estructura del Estado, hasta abrir todas las brechas posibles en ella, con el dinero y los demás medios que ese mismo Estado pone en sus manos?
¿Es concebible y admisible que los separatistas se unan para destruir España y los españoles no se unan para defenderla?
¿No es hora de denunciar que tanto la unión de los separatistas como la desunión de los españoles responde a una conjura?