Artículos del día 29 de junio de 2007

Partido de los Ciudadanos: prueba de fuego

El establishment político-económico de Cataluña, arracimado en torno a los independentistas y su proyecto, está castigando con saña al partido de los Ciudadanos. Fuego cruzado: desde fuera y desde dentro; desde los medios de comunicación monopolizados por los separatistas de diferentes pelajes y desde las corrientes de opinión y desunión apostadas dentro como caballos de Troya. Aun así, Pájaro bobo sigue pensando que los separatistas catalanes tienen la guerra perdida: lo que persiguen es injusto y lo que persiguen lo persiguen con medios injustos. Delincuentes unidos en una conjura con visos de omertà. Es posible que con sus malas artes consigan hundir al joven partido, pero la guerra la tienen perdida. Nadie ha conseguido engañar a toda una sociedad durante todo el tiempo. Infames, infames.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿se les ha dicho alguna vez a los separatistas del Norte y del Nordeste que nos utilizaron para derrocar una dictadura española, sí española, y luego nos impusieron una dictadura antiespañola? Miserables, miserables.

Un judío: un presidente, un profeta y un mesías…

«Cada judío se cree presidente, profeta y mesías». La frase ha sido atribuida a tantos judíos como judíos hay en el mundo. Y así tiene que ser, pues cada judío se cree presidente de su país, profeta de su pueblo y mesías o salvador de todos los judíos de sangre y/o religión que hay en el mundo. Con semejante parroquia debe de ser ciertamente muy difícil gobernar. Lo que Pájaro bobo no entiende es que, aun así, haya quien esté dispuesto a ir a la guerra. Amos Oz es uno de los que no quieren la guerra. Por eso se fue al desierto, y allí vive. Buen sitio para meditar. Y para escribir.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Cuántos judíos de sangre y/o de religión hay en el mundo?
¿Cuántos judíos hay en el mundo que no quieran ser ni presidentes ni profetas ni mesías de su pueblo?

Rajoy se llama a ratos Acebes

Parece que, llegado el veranillo de San Martín, alguien tendrá que hacer el petate y dejar el cargo a pesar de toda su cerrazón y toda su resistencia. Y lo dejará, aunque sólo sea para que le dejen seguir viviendo. La democracia no admite actitudes numantinas por la sencilla razón de que no las reconoce. El pacto ya tiene firma y fecha.
Rodrigo Rato ha dejado la capital del mundo y su billetamen para regresar a provincias. No hace falta preguntar quién le ha llamado. Basta con saber que es una de las piezas clave de la operación en curso. Hay tres o cuatro más. Caras conocidas, reconocidas. Después habrá que organizar el equipo y darle el programa de trabajo, también llamado carné de ruta, para que haga política de Estado, sí, de Estado, sólo de Estado.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué los separatistas están forzando la marcha a riesgo de reventar la máquina y salirse de madre?