Cataluña, la traición que se avecina
Cataluña está superando en muchos aspectos a Israel, su modelo en cuanto pueblo elegido que decide cruzar el desierto para llegar a la tierra prometida, tierra prometida que en este caso es un Estado propio. Financiado por los españoles y amueblado por ellos, los catalanes independentistas, el nuevo Estado dispondrá pronto de todas las instancias e instituciones que corresponden a un Estado-nación moderno y eficiente. Cataluña avanza hacia la independencia de acuerdo con el programa elaborado por ellos y el timing fijado por ellos, y sólo por ellos. En estos momentos no está ni fuera ni dentro de España. Es parte de España cuando ellos consideran que les conviene y no es parte de España cuando entienden que es hora de ir sacando el cuerpo y la cabeza. Así el alumbramiento será menos traumático y ellos controlarán la situación en todo momento. Dos pasos adelante y uno atrás, si hace falta, pero sin renunciar a nada. Cultura catalana y cultura en catalán, sólo en catalán, Estatuto de autonomía y Estatut-Constitución, Administración propia, eonomía propia, enseñanza propia, sanidad propia, relaciones internacionales, embajadas, selecciones deportivas, representación en la Unesco, en todos los organismos internacionales posibles. Todo ello, y mucho más, arrancado a traición, siempre financiado con dinero español. Y, después, la soberanía compartida a modo de fidelización y blindaje a perpetuidad. A partir de ese momento, Cataluña no será parte de España; será España la que formará parte de Cataluña y la que dependerá de ella. Los catalanes podrán entrar y salir de España a su antojo, pero los españoles no podrán entrar y mucho menos ocupar cargos de responsabilidad política en Cataluña. Ésa es la jugada, al menos la esencia de la jugada.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿lo verá a tiempo y reaccionará a tiempo el gobierno de España?
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