El futuro de España, un plano inclinado
Hay españoles qie ven el peligro y lo denuncian: de palabra y por escrito, cuando pueden, donde pueden y como pueden. El peligro, cada vez más acuciente, es la destrucción de España como nación a manos de los separatistas. España pagará el gasto y se quedará con los escombros. Vidal-Quadras es uno de los españoles que denuncian insistentemente ese peligro, esa conjura, esa traición. Es posible que el símil del plano inclinado para describir la situación actual y su deriva sea acertado. A Pájaro bobo lo que le preocupa es que se vea el peligro y que, por lo que él sabe y entiende, no se haga nada y sobre todo no se haga lo que debe hacerse. Es inconcebible que los separatistas pidan cada vez más y se les dé cada vez más, prácticamente todo lo que piden. Y aún con amenazas y exigencias. «Habrá un movimiento popular de imprevisibles consecuencias». «Cataluña y los catalanes no lo entenderían ni lo perdonarían nunca». La penalización es un componente indispensable de toda ley humana, si se quiere que ésta sea mínimamente eficaz. Los separatistas saben que por infringir la ley, incluso la Constitución, no les va a pasar nada. Basta con montar una burda añagaza. O irse a Yakutia. Las autoridades competentes ya están compradas y dispuestas a hacer la vista gorda para allanar el camino y seguir pendiente abajo por el plano inclinado. Miserables, miserables.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿No se puede detener ya ahora el proceso que lleva a la destrucción de España?
¿Cuántos españoles hay dispuestos a impedirlo?
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