ETA, Zapatero y el catedrático
En opinión de Pájaro bobo, la prosa de Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional, no se distingue precisamente por su virtuosismo y su elegancia en el uso y disfrute de la lengua. Él le pondría un aprobado «raspao» con la advertencia de que debe mejorar. En general, tampoco sus análisis políticos destacan por su perspicacia: ideas manidas y lugares comunes; nada que queme, nada que rompa y rasgue el velo de falsedades oficiales que oculta la realidad social de la Fenicia de Poniente. Sospechoso, muy sospechoso.
Sin embargo, su texto de hoy miércoles, 6 de junio, en la retaguardia (parte inferior de la página) de La Vanguardia tiene, entre otros, los méritos del planteamiento claro y el diagnóstico certero. Pocas palabras, estilo prosaico, título deleznable: «ETA se refuerza y hay unos responsables». El titular nos demuestra que titular no es lo suyo. Pero el contenido se salva. ETA —nos viene a decir el catedrático— ha salido reforzada de su relación sentimental con Zapatero. El ladino/leonino leonés, que con el camelo del Estatut-Constitución catalán había conseguido camelar por activa y por pasiva, por la derecha y por la izquierda, por arriba y por abajo a todos los separatistas púnicos, desde Pujol ben Gurión hasta el carallot Carod, ha caído derrotado, en el zulo de las negociaciones, a manos de los trabucaires etarras. Después de conseguir el visto bueno del Parlamento y el Poder Judicial, el tal Zapatero no sólo estaba convencido de que lo de ETA iba a ser pan comido sino que incluso le puso nombre: proceso de paz. Nombre solemne, noble y legal. Y, por lo tanto, ilícito e ilegítimo, pues ilícito e ilegítimo es siempre, in se et per se, negociar con criminales que tienen causas pendientes. Pájaro bobo, que no es jurista, no duda en afirmar que, a su modo de ver y entender, también el aval de las instituciones competentes es ilícito e ilegítimo, y, por lo tanto, también delictivo. En definitiva, el fundamento de las leyes es la justicia, y la justicia, como aspecto del bien, está enraizada en el sentido común y el recto juicio del ser humano. Las víctimas de ese delito institucional no son sólo las víctimas directas de ETA sino todos los españoles como pueblo y, sobre todo, como sociedad democrática. Negociar con criminales es una manera de invalidar la democracia entendida como orden social basado en la justicia.
En cualquier caso, a Pájaro bobo le sorprende que el catedrático Francesc de Carrera muestre y demuestre una percepción tan clara de los trajines de ETA frente a Zapatero con su extraña amalgama de ignorancia, perfidia y falsedad, y luego no acierte a ver en Cataluña otra realidad que la irrealidad creada por el magma de la Generalidad. Sospechoso, muy sospechoso.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿será cierto, como ve y prevé Pájaro bobo, que ahora los separatistas catalanes apoyan de boquilla a Zapatero en su pulso con ETA para que éste sea su aliado a la hora de imponer el Estatuto-Constitución de Cataluña?
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