Rajoy se llama a ratos Acebes
Parece que, llegado el veranillo de San Martín, alguien tendrá que hacer el petate y dejar el cargo a pesar de toda su cerrazón y toda su resistencia. Y lo dejará, aunque sólo sea para que le dejen seguir viviendo. La democracia no admite actitudes numantinas por la sencilla razón de que no las reconoce. El pacto ya tiene firma y fecha.
Rodrigo Rato ha dejado la capital del mundo y su billetamen para regresar a provincias. No hace falta preguntar quién le ha llamado. Basta con saber que es una de las piezas clave de la operación en curso. Hay tres o cuatro más. Caras conocidas, reconocidas. Después habrá que organizar el equipo y darle el programa de trabajo, también llamado carné de ruta, para que haga política de Estado, sí, de Estado, sólo de Estado.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué los separatistas están forzando la marcha a riesgo de reventar la máquina y salirse de madre?
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