Artículos del día 1 de agosto de 2007

Pujol ben Gurión pontifica

Pájaro bobo está convencido de que el gran sueño de Jordi Pujol es pasar a la historia, incluso antes de que empiece la historia, como padre de una Cataluña independiente. De ahí el sobrenombre de Pujol ben Gurión que le ha asignado y que, a buen seguro, le encantará tanto a él como a los Pujolets y a doña Marta, la Ferrusola. Hoy, La Vanguardia barcelonesa publica un escrito en el que lamentablemente el pequeño gran hombre de Estado sin nación ni Estado no está a la altura de las circunstancias, al menos a los ojos de Pájaro bobo en cuanto lector crítico e implicado. El escrito «Juicio severo», firmado por Jordi Pujol en la Vanguardia barcelonesa de hoy, miércoles, nos permite descubrir una persona con escasa formación humanística, con un grosero concepto ético y una poco menos que inexistente conciencia democrática. Puede decirse que Pujol no sabe lo que es el espíritu democrático, ni lo sabe ni le interesa. Eso se opone frontalmente, diabólicamente a su mesiánica tarea. No hay que hacer grandes esfuerzos para imaginar que sus preocupaciones actuales giran en torno a razonamientos como:«Eso va contra Cataluña, eso es algo que han inventado los enemigos de Cataluña. Yo soy Cataluña, y quien me ataca a mí ataca a Cataluña». En su escrito-elegía, Pujol se lamenta del trato que Cataluña recibe de España y habla de juego tramposo. Pujol escribe mal pero se le entiende. Un fenicio, padre de la perfidia y personificación de la traición y la falsedad en su expresión más auténtica y sincera, habla de juego tramposo. Miserable, miserable.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿sabe o sabrá algún día el nada honorable Jordi Pujol que en Cataluña hay dos comunidades sociolingüísticas y que la sociedad catalana en nombre de la que dice hablar está formada por una comunidad opresora y una comunidad oprimida?
Jordi Pujol i Solei, yo, Ramón Ibero, español de la meseta, te digo: «Eres un estafador y un delincuente, averguënzate de haber nacido».

Suplemento cultural, catalanismo, endogamia, empobrecimiento, etc.

La Vanguardia de Barcelona continúa su proceso de catalanización, desespañolización y empobrecimiento. Todos sus colaboradores, de la A a la Z, exhiben el carné de catalanistas militantes. Escriben y, en la mayoría de casos, piensan en español, pero no mencionan palabras como España, español y similares. Para eso está el socorrido recurso semántico-político-literario «este país», que, además de dar mucho juego, permite un camuflaje múltiple e instantáneo. Simultáneamente, el suplemento Culturas, que el diario barcelonés lanza los miércoles, acusa una persistente eliminación de temas españoles, lo que le/lo está dejando con menos entidad que una hoja parroquial. Allá ellos. Naturalmente, eso siempre les dará pie para hablar de las conjuras madrileñas, del rechazo español a todo lo catalán, de la traición… ¿Qué he dicho? Los fenicios nunca mencionan palabras como traición, traidor, falsedad, falso, afines y similares.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cómo seguirá alimentándose la endogamia catalanista de La Vanguardia barcelonesa si necesita de los lectores españoles y en español?

Chapuzas veraniegas

Pájaro bobo tiene a punto su equipo de colaboradores y/o subalternos para la nueva tanda de chapuzas veraniegas. Pretende cambiar las tuberías de la casa vieja, edificio de tres plantas, con cinco arrendatarios, veinte inquilinos y cuarenta comensales. Toda una tribu con sus correspondientes adláteres, dependientes y subdependientes. Además de las tuberías, Pájaro bobo quiere arreglar la terraza, cubrirla de nuevo con mosaico para eliminar humedades y otros daños y perjuicios. El equipo humano se compone de cinco productores dirigidos por él, en calidad de ingeniero jefe y capo mastro. Patrono y promotor, Pájaro bobo pasa revista a diario y paga a diario. Siempre a toca teja y siempre en metálico, que ya no es metálico pero  sigue siendo lo más efectivo. Como en los viejos tiempos. Como en aquellos tiempos en los que, con menos años, tenía una recua de quince o veinte satélites del cono sur del otro hemisferio. Todos ellos eclipsados, todos ellos clandestinos, todos ellos con derecho a comer. Pájaro bobo, emigrante de por vida, evoca sus peores tiempos, también los más queridos, también los más humanos, también aquellos a los que ahora se aferra para mantener su fe en una utopía, la utopía del fin del mal. Mientras tanto piensa que cada ser humano es hijo de un montón de injusticias que a su vez hace de él padre de un montón de injusticias y de hijos nacidos en la injusticia y de la injusticia. Pájaro bobo pide perdón a aquellos a los que humilla, denigra y explota, máxime habida cuenta que, en tanto Dios no lo remedie, seguirá humillándolos, denigrándolos y explotándolos.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué es peor: explotar y dar de comer a alguien o no explotarlo y no darle de comer?
Claro, claro, eso es una argucia al servicio de una falsa buena conciencia…

¿Dónde está el Tribunal Supremo?

En una situación como la actual, en la que los separatistas catalanes presionan ilícitamente al Tribunal Constitucional para forzar una decisión de éste sobre el Estatuto Catalán, Pájaro bobo se pregunta y pregunta a España y a los españoles: ¿no es hora de exigir que el Tribunal Supremo tome cartas en asunto y ponga coto a tanto abuso?
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Qué será del Poder Judicial español si les sale bien la jugada a los separatistas catalanes?
¿Qué harán los separatistas catalanes si consiguen lo que pretenden, cuando lo que pretenden es decididamente ilícito en sí y en sus medios?

Neologismo, idiotismo

En el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua figuran las palabras Mafia y mafioso. Mafia es definida como «organización criminal de origen siciliano» y, de acuerdo con una concepción más amplia, como «organización clandestina de criminales», mientras que, según la misma autorizada fuente, el adjetivo mafioso alude a todo cuanto guarda relación con mafia o mafias. En línea con las palabras, no voces, mafia y mafioso, Pájaro bobo ha ideado un verbo con dos variantes.
Mafiar, mafiarse. Verbo transitivo y/o reflexivo ideado por Pájaro bobo e incorporado a su idiolecto. Mafiar significa exactamente conferir carácter mafioso a una actividad concreta o en general a las actividades de una persona o una empresa. Se dice, por ejemplo, de una persona, que ha mafiado su trabajo; de una actividad, que está mafiada. Mafiarse es la forma reflexiva. Puede aplicarse igualmente a personas y/o actividades. Ejemplos: esa persona ha ido mafiándose poco a poco; ese sector comercial se ha mafiado. En definitiva, las mafias mafian y el que no mafia ni se mafia es porque no quiere o no se deja. Enunciado del verbo: mafiar, mafio, he mafiado, mafiado.