Rosa Díez en los cortafuegos de Jon Juaristi
Parece ser que de la misma manera que hay judíos que no son judíos hay no judíos que son judíos. Jon Juaristi podría ser un judío no judío, mientras que Pájaro bobo, en esta su última encarnación, podría ser un no judío judío.
Toda vez que Pajaro bobo tiene fe en la capacidad intelectual de Jon Juaristi y siente una irrefrenable simpatía por él, le gustaría ver cómo, además de deshacerse de la anécdota, se eleva por encima del accidente. En la práctica, cuando Jon Juaristi está a punto de alzar el vuelo y perderse en las alturas, Pájaro bobo se emociona y salta de júbilo, pero sólo por unos momentos, pues a poco el espíritu de Jon Juaristi es arrastrado y devuelto al ámbito de la prolija precariedad terrena. El arranque-despegue rara vez se transforma en vuelo persistente lejos del alcance de los ojos humanos. Uno considera que Jon Juaristi debería dejar de beneficiar las incidencias de lo contingente, no prestar atención a cortafuegos practicados en la corteza efímera o inocua de la realidad inmediata y lanzarse al espacio abisal para volar más y más alto. Y, a propósito, en opinión de Pájaro bobo, eso a lo que él llama quijotismo en su segundo Cortafuego (ABC, página 3, sábado, 15 de septiembre, 2007) no es quijotismo sino utopía, pues no estamos ante una ensoñación irreal e irracional sino ante una visión anticipada y, justamente por eso, racional de la sociedad humana. Pájaro bobo se atrevería a añadir por su cuenta y riesgo que, en esencia, el quijotismo es individualista, la utopía —¿necesariamente?— colectiva. Y en coherencia con esa línea quiere imaginar que un día todo lo real será racional (Hegel y Marx unidos en el futuro) ¿Fin de la utopía, fin de todas las utopías? Evidentemente, Pájaro bobo ni lo sabe ni se atreve a contestar a la pregunta, pues es más que probable que detrás de nuestras utopías actuales haya otras y otras, pero entiende que en cualquier caso la metafísica es el ámbito de la Idea y de toda su prole, las ideas humanas.
El socialismo de Rosa Díez es para Pájaro bobo un socialismo español y patriótico; como tal encarna una de las dos corrientes básicas de esta ideología en su más bien corta historia; la otra corriente, en la que se situaría Rodríguez Zapatero, encarna un socialismo pseudopopulista, a la vez demagógico y deliberadamente desleal por su obcecado empeño en ver el patriotismo como mero atributo litúrgico de la derecha y, a partir de ahí, identificar dolosamente el patriotismo con la derecha, la derecha con el ejército y la Iglesia, el ejército y la Iglesia (militarismo y clericalismo) con todas las fuerzas reaccionarias.
A juicio de Pájaro bobo, la misión última, más noble y más duradera del partido de Rosa Díez no es arrebatar a los grupúscuclos separatistas su función de bisagra de la política nacional sino imprimir un sello auténticamente socialista al PSOE. Él está convencido de que Rosa Díez, como tantos compatriotas suyos, correligionarios y no correligionarios, quiere un PSOE democrático y español, conceptos que en las actuales circunstancias deben verse como mutuamente complementarios y en una situación ideal como coincidentes: defender la democracia es defender a España y defender a España es defender la democracia.
Como hijo de un obrero español muerto en 1936 por fidelidad a sus ideales, Pájaro bobo pregunta: ¿es lícito que el gobierno de España esté hoy en manos de socialistas como Zapatero cuando hay socialistas como Rosa Díez?