Septiembre: lecciones del futuro pretérito
Convergencia, esa forma de franquismo actualizado
Años antes de que se consumara la Transición y tomaran cuerpo los nuevos modos de convivencia colectiva y selectiva, alguien, en un alarde de clarividencia, acertó a ver y decir que, en Cataluña, Convergencia, a la sazón reducida a una selecta parroquia montserratina, iba a ser la continuación «sociológica» del franquismo. Imagino que lo que el improvisado profeta quería decir es que, siendo el franquismo una forma de dominio burgués, iba a sobrevivir con sus mismos atributos esenciales en la nueva situación política, pues todo lo que sus representantes tenían que hacer, y siempre habían hecho, era adecuar el ropaje ideológico, esa forma de falsa conciencia, a la situación nacida al calor de la presunta democracia. Cambiar una bandera por otra, una lengua por otra y poco más. Entonces surge, resurge con fuerza el Som i serem (Somos y seremos). Estamos en septiembre, mes de quebrantos y sobresaltos, a orillas de la ciénaga, otrora mar, de la Sargantana.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿aprenderemos alguna vez los españoles a distinguir entre regímenes y ropajes, entre seres y máscaras?
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