El Estatuto de Cataluña como trampa diabólica
Sin toma de conciencia no hay acción racional y eficaz
Un comentario con pretensiones de editorial aparecido hoy en el diario ABC nos confirma que algunos españoles responsables empiezan a estar muy seriamente preocupados. El Estatuto de Cataluña es en realidad una bomba de relojería que, al explosionar, se deshace en miles de trozos de metralla. A la postre, España queda supeditada a Cataluña merced a una maniobra envolvente que va de la autonomía a la suprasoberanía pasando por el Estado pseudofederal. Lamentablemente, la inmensa mayoría de los españoles siguen sin enterarse de la película. En rigor, los separatistas catalanes vieron hace ya bastante tiempo (como cincuenta años) que, dada la ignorancia y el poco sentido patriótico de los españoles, ellos, pueblo superior, podían no sólo conseguir la soberanía de Cataluña sino incluso someter a España y a los españoles a un estado de dependencia real, siempre con cargo al erario del Estado español. Ese es el proyecto del separatismo catalán, ese es su concepto de la soberanía compartida, ese es su estado federal o confederal. Por lo demás no deja de ser peregrino e incluso absurdo que, mientras las eminencias grises del diario ABC ven ahora con cierta claridad que los separatistas catalanes han elaborado un proyecto para apoderarse de España y sojuzgar a los españoles, no adviertan que desde hace tiempo tienen a ese mismo enemigo en casa con un objetivo prácticamente idéntico: apoderarse del periódico y ponerlo a su servicio. En cualquier caso, Pájaro bobo sigue martirizado por la angustia que se apoderó de él una noche, hace ahora unos treinta años, cuando una voz le desgarró el alma con el fatídico oráculo «¡hay una conjura para destruir España!». Y en esas estamos.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿quedan aún suficientes españoles con arrestos susficientes para romper de cuajo la conjura separatista?
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