Filosofías del Lampi
Lampi viene de lampista y lampista es el nombre que se da al fontanero en estas tierras. Pájaro bobo y toda su prole le llaman así a Antonio, fontanero de profesión, porque, además de ser palabra biensonante, tiene un regusto cariñoso. Si él, Pájaro bobo, lleva unos treinta y muchos años haciendo y deshaciendo chapuzas caseras, el Lampi lleva a su lado unos veinte. Tanto es así que, aunque la casa es grande y vieja, sabe cómo funciona todo y dónde aparecerá la próxima avería. El Lampi es listo, con intuición, oído de desvalijador de cajas de cudales y buenos sentimientos. Por eso Pájaro bobo termina perdonándole sus frecuentes y muy prolongadas faltas de asistencia, bien es verdad que después de jurar y blasfemar. Pájaro bobo se enfada, el lampi aguanta y no le guarda rencor. Y además arregla las cañerías. Una perla. Y, aunque habla poco, hoy le ha regalado esta perla auténtica: «Yo soy más simple que el mecanismo de un botijo».
El Lampi es agradecido y transparente; Pájaro bobo lo aprecia y le corresponde con su estima.
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