¿Malos tiempos para el Partido Popular de Cataluña?
Ciudadanos españoles en busca de un partido y una patria
Con pasmo en los ojos y en el alma Pájaro bobo se entera de que en los tiempos gloriosos de Vidal-Quadras al frente del Partido Popular de Cataluña éste constituía un fenómeno marginal/residual en el panorama político de las tierras de Poniente/Levante. Claro, por eso Pujol ben Gurión, ya entonces Sumo Sacerdote del Sanedrín catalán, le espetó a modo de ultimátum a su jefe, el Anzar de los Anzares: «O me quitas a éste subalterno de aquí o no respondo de lo que pase». Y el Anzar de los Anzares se avino a razones tan poco razonadas, pero muy razonables, y claudicó. Y el ladino rabino se quedó con la parcela y la parroquia burguesa y española que seguía rezando a la Moreneta en la lengua del Imperio. Después vino Piqué, el de la picota. Escapó como raposo por un tejado y dejó el predio convertido en pecio, con un Sirera incapaz de impedir que los cuervos esquilmaran su pobre cirerer (cerezo). Y así estaban las cosas.
Pero, como no hay mal que por bien no venga, muchos de los impopulares populares de estas tierras fueron a parar al Partido de los Ciudadanos; eso, sin agitar el árbol, sólo esperando a que los agentes del Sanedrín catalán consumaran su felonía para quedarse con los restos de su antiguo, no viejo enemigo.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿contribuirán separatistas y divergentes con su perfidia a que se forme un frente español, unido y responsable, en Cataluña?
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