Pacto de Estado
España será una gran nación cuando su destino esté en manos de españoles competentes, responsables y leales
Para algunos españoles la transición democrática fue, inicialmente, sólo inicialmente, algo así como una promesa de libertad; en cambio, para otros fue una especie de salto en el vacío. El peligro no estaba en la masa, sino en los bordes, en la periferia. Y ahí sigue estando. Para los periféricos, la pretendida democracia debía ser la rampa que los llevara a la independencia de acuerdo con la variante, sustancialmente mejorada, de la soberanía compartida. En ella, la parte, Cataluña, terminaba imponiéndose al todo, España, que perdía su identidad y pasaba a ser un campo de colonización/expansión de los burgueses y los prohombres catalanes. Toda una lección de programación política. Treinta años han sido necesarios para que los españoles de la Meseta y los garbanzados vean el peligro que se cernía y se cierne sobre sus cabezas y las cabezas de sus hijos. España vendida a plazos y por parcelas. Pero aún estamos a tiempo de impedir que se consume la tragedia. Hay indicios de que se está gestando un pacto de Estado entre los dos grandes partidos. Los separatistas lo han detectado y han empezado a ponerse nerviosos. En La Vanguardia, órgano del catalanismo pujoleano, Duran i Lleida expresaba hoy, sábado, sus temores de que Cataluña deje de tener la llave de la política española. En este contexto, las insistentes maniobras de Zapatero por llegar a un acercamiento e incluso a un entendimiento con el PP pueden entenderse como una prueba de que está al corriente del proyecto y de su intención de impedir por todos los medios a su alcance que coloquen entre él y el partido de la oposición a un enemigo personal suyo como Bono, lo que equivaladría a eliminarle del tablero político. En opinión de Pájaro bobo, José Bono no es persona adecuada para llevar a cabo una operación de esa envergadura. Sus plantes y desplantes, junto con su fatua retórica, hacen pensar en tejerazos y numeritos por el estilo. El pacto debe ser algo tan serio como lo que está en juego: el ser o no ser de España.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿quiénes son los dos hombres que han de protagonizar el pacto?