El Estado de las Autonomías: ¿invento o conjura?
Y ahora resulta que el invento no resulta
Hoy, en la Tercera de ABC, Jiménez de Parga se lamenta amargamente, ¡una vez más!, de las funestas consecuencias que ha traído consigo la implantación del llamado Estado de las Autonomías. Después de narrar/comentar algunos aspectos relacionados con la elaboración/redacción de la Constitución de 1978, el jurista confiesa que pronto sus creadores más sensibles y más ingenuos se vieron sorprendidos por la voracidad de algunos representantes autonómicos, que, no a pesar de ello sino precisamente por ello, desde entonces han llevado en todo momento la voz cantante. De seguir así, viene a decir el disertante, «el Estado de las Autonomías terminaría por descomponerse». En opinión de Pájaro bobo, eso equivale a decir que la Constitución de 1978, que toma cuerpo en el Estado de las Autonomías, se deslegitima a sí misma: desaparece el Estado y quedan las Autonomías, bien es verdad que con diferentes estatus y diferentes nombres. Según él, se trata, más que de un invento, de una conjura para arrebatar la soberanía nacional al pueblo español y entregársela, en partes y por etapas, a las minorías periféricas. El carné de ruta elaborado por cada una de estas nos dice a dónde quieren llegar juntas y por separado, cómo y en cuánto tiempo.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿consentirán los españoles la destrucción de su patria mediante una conjura?
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