Berlusconi y Zapatero: la hora de los delincuentes
El triunfador es siempre el modelo a imitar
Alfonso Guerra ha venido a afirmar con una falsa interrogación que Berlusconi, el poderoso líder político y businessman italiano, es un delincuente. Pájaro bobo da por cierto, demostrado y sabido que lo es, pero da igualmente por cierto, demostrado y sabido que nuestro Rodríguez Zapatero también es un delincuente. A la vista de todos, defensores y detractores, está su comportamiento como jefe del Gobierno español, jalonado por una sarta interminable de fraudes, engaños y mentiras de palabra y obra, muchos y muchas de ellos y ellas demostrados y documentados. Podemos pensar que un cinismo rayano en lo patológico los tiene inmunizados de por vida contra todo sentimiento de vergüenza y toda conciencia de culpa. Su risa y su sonrisa nos dicen, por el contrario, que son dos triunfadores. Tenemos, pues, un delincuente que triunfa a la derecha en Italia y un delincuente que triunfa a la izquierda en España. En el fondo, sólo los separa una diferencia más aparente que real, pero, ¿por qué triunfan los dos al mismo tiempo?
Pájaro bobo considera que, abandonada la utopía de un mundo mejor o, como mínimo, menos malo, el ser humano aspira ahora a pasar de depredado a depredador, de explotado a explotador, de oprimido a opresor. Ya no se trata, pues, ni de cambiar el mundo ni de humanizar las condiciones de vida de las personas sino de invertir la posición que cada uno de nosotros ocupa en la sociedad. Lema: «Yo no he nacido para mejorar el mundo sino para vivir y sobrevivir como ser aquí y ahora». Si hubiera una mínima dignidad en los políticos y en la sociedad, tanto en Italia como en España, países en los que predominan los pobres, deberían ganar siempre los partidos de izquierda, pero la realidad nos demuestra que en España gana las elecciones el presunto representante de una presunta izquierda que, despojada del sueño utópico que constituyó su razón de ser, tiene muy poco o nada de izquierda y en Italia lo hace el delincuente Berlusconi porque le votan, además de los suyos, muchos ciudadanos que son nominalmente de izquierdas. En rsumen, nos encontramos ante la hora triunfal de los delincuentes.
Frente a este panorama, a Mariano Rajoy se le ofrecen, en opinión de Pájaro bobo, tres caminos: retirarse, adaptarse al medio y al momento, acatando sus reglas de juego, o resistir y disponerse a sufrir como una madre.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿se avendría Rajoy a recibir algunas leccioncillas de risas y sonrisas para mejorar su fotogenia televisiva?
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