¿Cuántos monstruos hay en cada uno de nosotros?
A propósito de Josef Fritzl
Pájaro bobo considera que, visto con ojos humanos, todo ser vivo es una combinación aleatoria nacida, a su vez, de una cadena de combinaciones aleatorias. De acuerdo con esa combinación, cada ser vivo es él y los que lleva dentro.
Para el ser humano todo ser humano es, en principio, responsable de sus actos. A efectos prácticos de vivencia, convivencia y supervivencia parece que tiene que ser así, parece incluso que no puede ser de otra manera. Todos somos responsables porque los demás nos han declarado responsables, de la misma manera que nosotros hemos declarado responsables a los demas. Pero está claro que en el fondo nadie es responsable de nada. No nacemos, nos nacen. Nos engendran, nos alumbran, nos arrojan al mundo. Justamente en eso consiste el Dasein. Cada ser está sujeto temporalmente a un Dasein que le es, a la vez, propio y ajeno; un Dasein que no eligió. Pájaro bobo quiere creer que nadie ha elegido ser un monstruo.
Podemos y acaso debemos imaginar que a los ojos de Dios, en cuanto diseñador inteligente, una criatura suya ni es responsable ni puede serlo. Podemos y acaso debemos imaginar que a los ojos de Dios, en cuanto diseñador inteligente, todo ser es una combinación única y necesaria. La que es y existe en su espacio y su momento. Fritzl es Fritzl, Einstein es Einstein, Francisco de Asís es Francisco de Asís.
Pájaro bobo considera que debemos aprender a vivir con nuestros monstruos y sobre todo a imaginar que podemos controlarlos. En eso consiste, cree él, nuestro equilibrio psíquico como seres alienados.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿hay o puede haber un ser alienado que no tenga sus monstruos?