Economía y política: el peor de los casos posibles
Hay un método de análisis prospectivo que se basa en imaginar a priori el peor de los casos posibles que pueden darse [the worst case szenario] y fijarlo como situación a la que se puede llegar y hay que procurar no llegar. Una vez fijado correctamente el peor de los casos posibles, se puede empezar a pensar que cualquier situación que se presente en el futuro estará comprendida entre la situación inicial y la correspondiente al peor de los casos posibles. Siempre, repito, que éste haya sido fijado correctamente.
El señor Solbes dice ahora no sólo que no previó la situación económica que iba a producirse en el espacio de pocos meses sino además que se trataba de «turbulencias financieras difíciles de prever». Dado que hablamos de un asunto muy grave, Pájaro bobo reprime la risa y se pone serio. La economía de la nación, en manos de un hombre que, a pesar de estar asistido por un cuantioso y costoso equipo de especialistas, ni siquiera había previsto la posibilidad de que se produjera una crisis económica, cuando la tormenta ya se cernía sobre nuestras cabezas y no nos dejaba ver el horizonte. Para verlo, a él le habría bastado con dejar que, en su mente, palabras como desaceleración y recesión cedieran el sitio a una palabra tan sencilla y tal real como crisis. Al igual que otras muchas veces, a la postre aquí se impuso la realidad, y Pájaro bobo se refugió en la economía de subsistencia: fuera gastos superfluos, fuera hipotecas, fuera inversiones trampa.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuál sería el peor de los casos posibles en política y en economía para España y para los españoles?
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