Realidad social y espíritu democrático
Pájaro bobo considera que el primer derecho/deber de quien piensa es observar la realidad y aceptarla tal como es; el segundo, tratar de entenderla o, más exactamente, interpretarla; el tercero, tomar partido ante ella.
En la práctica, tomar partido ante la realidad –en este caso, una realidad social inmediata– significa incidir o tener voluntad de incidir en ella, ya sea a favor o en contra, habida cuenta que, de hecho, no parece posible ni mantenerse al margen ni permanecer neutral.
En las entradas de su blog, Pájaro bobo toma partido a favor o en contra de asuntos de su interés, pero procura exponer sus opiniones en forma de opiniones y así lo hace constar sistemáticamente por adelantado, pues considera que no tiene derecho –y tampoco se lo arroga– ni a pontificar ni a dar lecciones de democracia o de moral.
Dos consideraciones
1) Orden. En todas sus actividades, Pájaro bobo procura respetar escrupulosamente el principio de que «el orden de las ideas es el mismo que el orden de las cosas y viceversa». Lo aprendió hace mucho tiempo de Benito (Baruch) Spinoza, filósofo nacido en Amsterdam pero descendiente de una familia de marranos radicada en Espinosa de los Monteros (Burgos), y lo ha venido aplicando a lo largo de su vida, ya se tratara de escribir algo, llevar las cuentas de casa o hacer una de esas chapuzas hogareñas que tanto le gustan. Para colmo, con el tiempo ha descubierto que el orden es, además, una forma de sinceridad. Y ahí sigue.
2) Espíritu democrático. Podemos pensar que el espíritu democrático es una actitud intelectual que nace como exigencia ética, lucha por manifestarse como acción social y, a partir de ahí, se somete ¡voluntariamente! a normas de comportamiento y expresión respetuosas con la comunidad. Resumiendo: espíritu democrático es igual a comportamiento democrático más lenguaje democrático. Eso es al menos lo que Pájaro bobo piensa y trata de tener en cuenta. Por lo tanto, quiere creer que no conoce otra censura que la que él mismo sufre.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿puede tener espíritu democrático, comportamiento democrático y lenguaje democrático una sociedad con una tradición liberal e ilustrada tan deficiente como la sociedad española?