El PP: ¿nueva orientación o nuevo partido?
Tomando como referencia la línea que, a juzgar por los indicios acumulados hasta ahora, va camino de imponerse en el Partido Popular, Pájaro bobo se inclina a pensar, con las debidas cautelas, que los conservadores han decidido abandonar definitivamente el abrigo de su viejo puerto y adentrarse en las aguas mansas e incoloras del centro sociológico por la ruta de un liberalismo realista, infinitamente más pragmático que ideológico. Eso significa a un mismo tiempo adaptarse a las circunstancias o actualizarse y copiar, con las necesarias adecuaciones, el modelo ya vigente en la izquierda.
Zapatero o su think tank, guiado por su vena mimética y de manera acaso un tanto inconsciente, realizó un movimiento sumamente ambicioso en su contenido y en sus consecuencias, ya que se desprendió tajantemente de la ideología socialista y elaboró un programa electoral a modo de oferta ad hoc destinada básicamente a un público ajeno a los viejos planteamientos teóricos y atento esencial o únicamente a la realidad cotidiana y actual. Efectivamente, estamos asistiendo al fin de las ideologías.
Con ello consiguió no sólo ampliar el abanico social de votantes del PSOE y, en consecuencia lógica, ganar las últimas elecciones generales, sino también dejar al PP en la cuneta como un partido arcaico y reaccionario.
A partir de ahí parece humanamente lógico que el PP, como partido perdedor de las elecciones, decida cambiar de táctica, incluso de estrategia, actualizarse y copiar el modelo ganador. En esa línea se inscriben medidas como arrinconar los componentes ideológicos más obsoletos e improductivos, junto con las personas que los sustentan y representan. Una vez más, lo que no deja se deja.
Al optar por Galllardón como jefe de filas, el Partido Popular anuncia no sólo una nueva orientación práctica sino también y sobre todo una ruptura con el contenido ideológico tradicional. Como siempre, la intención es ampliar el espectro social de posibles votantes, buscando no sólo el centro sino incluso tratando de llegar hasta las puertas mismas del Partido Socialista, sin dejar entre y uno otro espacios que tarde o temprano pudieran ser colonizados por formaciones como UPyD o Ciudadanos y, ocasionalmente, Convergencia y PNV.
A imitación del PSOE de Zapatero, el nuevo y futuro PP pretende comparecer ante sus votantes como una formación joven y moderna, dirigida por un hombre joven portador de un mensaje práctico, actual y atractivo, libre de todo o casi todo lastre ideológico.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿será Gallardón el nuevo y futuro Zapatero de la derecha española?