Rosa, ¿es ése tu sitio?
Pájaro bobo descubre a Rosa Díez en una fiesta mundana y se siente tan contrariado que casi le da un soponcio. Diría incluso que la menuda mujer (escuchimizada según un comentarista de ABC) se ha disfrazado para la ocasión y tiene pinta de cupletista, dicho sea con cariño, pues la palabrita pertenece al vocabulario familiar del infraescrito.
Él prefiere ver a Rosa Díez en el Parlamento, en la calle, en la orilla izquierda del Nervión, levantando la voz por encima de su frágil figura para defender el derecho de los españoles a ser y vivir como españoles en su patria y especialmente en las parcelas enajenadas a la soberanía nacional.
Es cierto que en la misma fiestecita está/estaba/estuvo César Alonso de los Ríos, pero el hombre aparece protegido por una distancia hecha de bien ganado respeto, mientras que Valentí Puig tiene todo el aspecto de un golafre, que es como se dice glotón y gourmant en la lengua de Pájaro bobo.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿sabe el misacantano Juan Manuel de Prada, cronista de la mundana velada, que hacer alarde de castidad puede ser una obscenidad?