PP: nueva estampa para la nueva etapa
Una vez repartidas las entradas para el banquete inaugural, vemos que han quedado fuera un Pizarro ya sin gloria ni tierras que conquistar y una desesperanzada Aguirre que terminó cayendo en la trampa que había preparado al gallardo gato maula. Tal vez ahora la subsodicha y redicha dama se entere de que efectivamente los gatos tienen siete vidas. ¿Cuántas le quedan a ella?
Mariano Rajoy, que oficiaba como jefe de ceremonias, ha mencionado nombres y ha asignado cargos para la nueva etapa del partido, etapa que, dominada por caras nuevas y relativamente jóvenes, responde a una estampa más acorde con el espíritu de los tiempos y con el propósito menos noble de un partido político: ganar las elecciones generales a cualquier precio. En este caso, la medida supone entrar en contradicción con la historia e incluso con la identidad de la formación. Claro que ellos, Mariano y sus compañeros de viaje, dirán que se trata únicamente de una maniobra táctica, de una adecuación a las condiciones impuestas por el tiempo y el espacio: estamos en la España de las Autonomías, a la que algunos llaman ya la España Autonómica o el Estado Autonómico.
Parece que uno de los hombres fuertes, y por lo tanto menos visibles, será Francisco Camps, que para Pájaro bobo es un hombre enigma, pues aún no le conoce suficientemente, aunque es cierto que el muchacho apunta maneras. Listo, discreto, ¿con retranca?
A los ojos y oídos de Pájaro bobo, que toma como referencia el organigrama dado a conocer, Esteban González-Pons será la gran novedad y la gran apuesta del PP, pues este acaramelado y hábil negociador está llamado a encarnar la voz (the voice), la cara y la sonrisa de la formación en su futuro régimen. Falta ver si en él se impone el González o el Pons que lleva dentro.
Mientras tanto parece que el gallardo gato maula se deja acariciar sin dar señales ni de hambre ni de codicia depredadora.
¿Pregunta ingenua e intempestiva: ¿se le despertará el instinto de felino cuando llegue su hora?