Zapatero, homo oeconomicus?
A juicio de Pájaro bobo, entre los muchos y variados problemas que tiene el gobierno de Zapatero en estos momentos, el económico es con diferencia el más grave, el más apremiante y el más peligroso. El pobre aún no se ha enterado de que la economía es la base de sustentación de toda organización humana digna de tal nombre. Por eso sueña y, mientras sueña, se ríe de los peces de colores.
Afortunadamente —¿afortunadamente?–, en los últimos días ha llegado a un acuerdo, o principio de acuerdo, con Rajoy, líder de la oposición, en asuntos vitales para la nación como son, de una parte, la renovación del CGPJ y del Tribunal Constitucional y, de otra, la lucha contra el terrorismo.
En opinión de Pájaro bobo, el terrorismo de Eta es un problema artificial, pues, a su entender, el Estado de derecho posee, por definición, medios suficientes y suficientemente eficaces para hacerle frente y acabar con él. Esos medios están contenidos en la Constitución y todo lo que hay que hacer es cumplirla. Evidentemente, entre esos medios no figura pactar y dialogar con Eta, que, precisamente por no ser necesario, constituye un delito, sí, un delito. Con plácet y sin plácet del Congreso, al menos a los ojos de Pájaro bobo.
Pedir la colaboración del PP para renovar el CGPJ y el Tribunal Constitucional y renovar estos dos organismos para fortalecer el sistema judicial debería tener una lectura clara y unívoca si Rajoy siguiera siendo Rajoy y Zapatero hubiera dejado de ser Zapatero aunque sólo fuera por unas horas. En cualquier caso, Pájaro bobo quiere ver esa renovación/reforzamiento de la Justicia como una medida contra el Estatuto de Cataluña, una vez los separatistas catalanes han puesto de manifiesto que su aprobación es de todo punto inadmisible. Por muy insensato que sea Zapatero, no parece que esté dispuesto a abrir otra vía de agua, habida cuenta de la que ha empezado a caerle encima.
Le queda la economía, materia en la que, llevado de su aversión, no quiere entrar; ni entrar ni oír hablar de ella. De eso se cuidará a la vuelta de las vacaciones, cuando las hipotecas les recuerden a los españoles que si ellos vendieron su futuro, Zapatero, nuestro ignorante e irresponsable jefe de Gobierno, ha dilapidado buena parte del patrimonio nacional.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿y si alguien, tomando por los pelos el asunto de los cuatrocientos euros, decidiera llevar a Zapatero ante los tribunales por malversación de fondos públicos?