Obama for President?
A Pájaro bobo le resulta difícil imaginar a Barack Obama como presidente de los Estados Unidos de América. La imagen de John Fitzgerald Kennedy sigue viva en su memoria de emigrante. En el momento en el que Kennedy proclamaba enfática, teatralmente, Ich bin auch ein Berliner, él estaba a punto de cambiar de identidad, pues, en muchos momentos, muchas cosas las pensaba ya en alemán. A Kennedy lo mataron; a Pájaro bobo, la Providencia le depararía una segunda oportunidad; a decir verdad, ni gloriosa ni heroica. Aquí está.
Con multilateralismo y sin multilateralismo no hay que descartar ni un pucherazo a la suramericana ni un hold-up a lo Bonnie and Clyde: all for the winner! (¡todo para el vencedor!). Tampoco debe descartarse que Obama alcance la presidencia y consiga morir por causas naturales. Sería una victoria póstuma del católico norteamericano. Y una prueba de que su sacrificio no fue estéril. Sin esa experiencia histórica, evidentemente ahora todo sería distinto. Probablemente, mucho más difícil para un hombre de piel oscura y mucho más fácil para los maquinadores de crímenes de Estado y sus mercenarios mafiosos. El asesinato de Kennedy no fue un crimen perfecto, pero, como hasta ahora no se ha resuelto, podemos decir que fue un crimen perfeto y que como tal quedará en la historia.
No parece que con un Obama como President vayan a cambiar las relaciones de Estados Unidos con España, al menos mientras Zapatero sea Zapatero y Zapatero siga en el poder. A los ojos de Pájaro bobo, la visita de Hugo Chávez a España ha sido un acierto y un éxito. Ya lo ha dicho el venezolano: «Don Juan Carlos es muy travieso». Lo mejor de todo es que, al decirlo, le ha puesto un cariño que Pájaro bobo percibe como sincero. ¿Pretende Zapatero cultivar las relaciones con Suramérica para compensar el distanciamiento respecto del gigante del Norte o propiciar un acercamiento a éste por vía indirecta? Con Zapatero todo es posible y, cuando algo no es posible, siempre le queda el recurso de la trapisonda y/o la mentira. Anyhow, excelente jugada político- económica del subsodicho.
Cabe pensar que, con Obama o sin Obama, la política exterior de Estados Unidos seguirá marcada por su condición de juez y parte del juego mundial de intereses. Estados Unidos es hoy la única superpotencia, una superpotencia de corte militarista e imperialista. Su economía se asienta en el Departamento de Defensa, en el que a su vez se asienta su inmensa máquina bélica. Tenemos Estados Unidos, o sea, superpotencia militarista-imperialista, para unos treinta o cuarenta años, dicen.
Con esas perspectivas, Obama, mensajero de la negritud y el mestizaje, podría constituir el anuncio del cambio que nos espera, que espera a quienes vivan entonces.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
1) ¿Sabremos algún día quiénes forman el Consejo Asesor del Estado en países como, por ejemplo, España y Estados Unidos?
2) Cambian los miembros del Consejo Asesor del Estado cuando cambia el Gobierno?