Lluís Suñé, Joan Puig y José Montilla: de la política de la puta i la Ramoneta al doble salto con pértiga
He aquí un ejemplo real y, como tal, irrefutable de lo que es y debe ser la variante de la Realpolitik bautizada por Pájaro bobo con el nombre de política de la puta i la Ramoneta y con él registrada y descrita en su Idióticon. Un tal Lluís Suné, separatista del Camp de Tarragona con carné, propone ayudar a los niños extremeños más desvalidos devolviéndoles mil euros de los muchos millones que han usurpado a los extremeños que penan en Cataluña y trabajan para la Generalidad en calidad de agencia tributaria y recaudadora. Pero, enseguida, alguien de su misma subespecie llamado Joan Puig le corrige y llama «malnacidos» a los padres y abuelos de esos niños. Como tenemos derecho a suponer que el supradicho Joan Puig habla y escribe en catalán, tenemos igualmente derecho a pensar que, en vez de «malnacidos», curiosamente palabra biensonante, habrá gritado «malparits!», que ad sensum puede y debe traducirse por «¡hijos de puta!», pues eso es lo que dice el diccionario de los «benparits» o, en este caso, «hijos de buena madre». Un halago humillante y un insulto con mala baba, ambos con la marca de la Casa Gran y el sello del Sanedrín: en definitiva, política de la puta i la Ramoneta. Lluís Martínez Sistach, cardenal, ora pro vobis, peccatoribus.
Acosado, de una parte, por los miembros y submiembros del Sanedrín o Consejo Asesor de Cataluña, que consideran llegado el momento de agradecerle las deslealtades y perfidias prestadas, y seguido y perseguido, de otra parte, por Zapatero, especialista en traicionar a traidores con la fórmula universal de promesas a fondo perdido o sine die, Montilla está ensayando ahora una táctica tan audaz que podría hacer temblar de miedo o envidia al mismísimo Aníbal, cartaginés de estirpe fenicia. Montilla ha construido una pértiga omnivalente y omniuso con la que pretende saltar por encima de todos los catalanistas-separatistas del Sanedrín y, antes o después, burlar a su antiguo amo y señor, el supradicho Zapatero.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá el bolchevique Montilla burlar con su pértiga al Sanedrín catalán y al tándem Zapatero-Rubalcaba? Se admiten apuestas.