Artículos del día 7 de agosto de 2008

Arguiñano, cocinero y chistolari

De Arguiñano, Charly para su amigo José Mari, a Pájaro bobo le cautiva en especial una sinceridad hecha, a  ojos vista, de espontaneidad y transparencia. Cuando habla, Arguiñano no tiene ni retranca ni cattività. Él es lo que dice porque dice lo que piensa, casi siempre  sin pensárselo dos veces. El otro día, sin ir más lejos en el tiempo, se puso a cantar el «Himno de la fiel Infantería»,  el mismo que Pájaro bobo enseñó a su hijo Miguel cuando éste, con cuatro años, le pedía que le enseñara cantos de guerreros españoles.

Como a Pájaro bobo, agraciado por la naturaleza con una extraña patología, no le gusta ni comer ni hablar de comida, escucha las arias del cocinero vasco y espera sus chistes. Aunque en general éstos son bastante malillos, disfruta lo suyo con ellos, pues tienen el encanto impagable de un chistolari que, ajeno a regímenes políticos, habla de España como si estuviéramos en los años cincuenta o sesenta del siglo XX o en los años veinte del siglo XXI. Para él, España es España, y punto.

En el tiempo  que lleva oyendo y escuchando a Arguiñano, Pájaro bobo no recuerda haberle oído un solo comentario malicioso. Lo suyo es la buena mesa y la buena sobremesa. Arguiñano es cocinero y chistolari.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿puede tener enemigos Charly?

Edurne Uriarte: prosa dura

A Pájaro bobo, lector matutino del quotidien ABC, la prosa de Edurne Uriarte, sobre todo la de su última etapa/estampa, le resulta dura, excesivamente dura para su ojo y su oído. Como lector vitalicio por cuenta ajena, en las colaboraciones de la su(b)sodicha él echa en falta matizaciones asentadas en una concepción democrática de la cultura: lo que alguien sabe o cree saber, dicho y explicado como opinión personal, limitada y falible. Somos criaturas/hechura de la contingencia.  En aras de cierta precisión: estamos, no somos. Metafísicas aparte.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cómo anda la señora Edurne Uriarte de oído musical?