¿Salvará Solbes a Zapatero?
Como no podía ser por menos, la táctica sistemática de dar largas a todo aquello que le huele mal y no quiere afrontar, dejando que se desvanezca o se pudra, practicada por Zapatero desde que es jefe de Gobierno le ha proporcionado una ingente acumulación de efectos impagados: promesas que son hipotecas, hipotecas que son deudas, deudas que, por su número y su cuantía, son ahora una gravísima e inminente amenaza de muerte por asfixia. Asfixia por insolvencia y falta de crédito. La palabra de este trapisondista contumaz no vale ni un real. Pero ahí está Solbes, mago de las finanzas.
Aunque Zapatero ha dejado que el problema catalán se encone y los partidos separatistas formen un frente a modo de búnker irreductible y cada vez más amenazador, él no sólo no ha perdido la sonrisa sino que se ha limitado a pedir a Solbes, maestro de la aritmética contable, que convoque a los caciques/subalternos de las diecisiete Autonomías y les explique en grupo y a todos a la vez la tabla de la resta y la división. Y Solbes lo ha hecho, pero algunos caciques/subalternos se le han soliviantado y le han replicado que no están de acuerdo, que se declaran en estado de insumisión. Motín con ribetes de guerra púnica en el frente catalán. En opinión de Pájaro bobo, lo peor de todo, o al menos lo más disparatado, es que el cabecilla del motín catalán es un charneguete nacido en Andalucía y elegido en su momento por Zapatero para terminar con el cisma maragalliano.
Así, el frente antigubernamental está dirigido por un antiguo colaborador y hombre de confianza del socialista Zapatero. Eso significa que aún hay quien le gana en falsedad y perfidia. No obstante, Pájaro bobo está convencido de que al final Zapatero, tahúr de tahúres, saldrá una vez más con la suya, pues Solbes, siempre hábil con la máquina de calcular, recordará a los amotinados que, en caso de desacuerdo, debe prevalecer, como no puede ser de otro modo, el criterio del Gobierno. Y en esas están.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué nuestro jefe de Gobierno tiene que actuar siempre a la contra en vez de exponer limpiamente su posición, sin esperar, por ejemplo, a que el Tribunal Constitucional le rescate del mayúsculo embrollo en el que se ha metido y ha metido a toda la nación a cuenta del Estatuto catalán?