La mestressa se va a los Madriles
Margarita, ama y mestresssa de Blacky, caniche con alma de niño, y señora esposa de Pájaro bobo, alquimista con aficiones de Poltergeist, ha viajado a los Madriles, capital del Reino de España. Ha ido a ver a su/nuestra hija Ana, que estudia y trabaja o, para ser exactos, acaba de terminar su segunda carrera y se ha puesto a hacer prácticas de paparazza en un periódico de deportes. Ana es una buena hija. Si tiene un problema es la indecisión. Toda vez que Miguel, una vez terminados sus estudios, residió un año en Berlín, ella puede elegir ahora entre hacer algo parecido al Gran Tour de los ingleses (siglos XVIII y XIX) y pasarse un período similar en la ciudad extranjera de sus preferencias. La idea de sus progenitores es que mejore y/o perfeccione sus conocimientos lingüísticos y se conceda un tiempo para madurar psicológicamente, antes de empezar a trabajar profesionalmente.
A decir verdad, si un hijo es un misterio, una hija es una misteria.
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