La moratoria de Zapatero y el consejo del leguleyo al Tribunal Constitucional
La penúltima gran jugada de Zapatero al prolongar en tres meses el plazo para presentar el plan de financiación de las Comunidades Autónomas, incluida Cataluña, responde a una idea concreta: tener en sus manos el dictamen del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto y de manera especial sobre las relaciones de Cataluña con el Estado, relaciones que giran básicamente en torno al plan contable de debe y haber.
Una vez más, Zapatero ha sabido escapar de la quema y aunque es cierto que se ha salvado in extremis de caer en la sempiterna trampa de los separatistas, también lo es que, si le sale bien la jugada, podrá exigir a sus incorregibles pupilos el cumplimiento de lo dictaminado por el Tribunal Constitucional, que es lo que él personalmente hará si le conviene.
Conclusión: todos al saco único de los Presupuestos Generales, y de eso se cuida Solbes, contable del Estado y las Comunidades Autónomas.
De paso, Pájaro bobo, que no es ni economista ni jurista titulado, se permite dar un consejo al Tribunal Constitucional, un consejo tan elemental que casi avergüenza a su autor, creador y descubridor. Dice así:
Como en la Constitución se habla de nacionalidades, lo constitucional sería eliminar del Preámbulo del Estatuto de Cataluña el término «nación» y sustituirlo por el ya aprobado y aceptado de «nacionalidad».
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿se atreverá el Tribunal Constitucional a seguir el consejo de este lego leguleyo?
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