¿La última trapisonda de Zapatero?
A Pájaro bobo no le ha sorprendido en absoluto la última trapisonda de Zapatero. Pactar a escondidas, en un rincón del Parlamento instantes antes de que suene la campana del presidente, es algo que, por así decir, este sujeto lleva en la sangre. Y si es difícil prever cómo va a terminar su jugada con una fracción, la más pequeña, del frente separatista catalán, no lo es tanto imaginar que, a la postre, los va a engañar a todos: a ellos y a sus aliados naturales en la conjura urdida para destruir España. De eso podemos estar seguros, y, también, de que no va a cumplir sus promesas. Saura, Herrera y sus correligionarios las airearán cuando llegue el momento, pero, para entonces, Zapatero ya habrá conjurado el peligro y, en consecuencia, se limitará a negarlo todo. Eso es lo que ha hecho constantemente hasta ahora, por activa y por pasiva. Y siempre se ha salido con la suya. Enhorabuena, Rubalcaba.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cómo puede aceptar Pájaro bobo que esos dos sinvergüenzas pertenezcan al partido por cuyos ideales Miguel Ibero, español sin tacha y padre de Ramón Ibero, dio su vida?
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