De acuerdo con lo que Pájaro bobo sabe y entiende, Jordi Pujol, actual presidente del Consejo Asesor de Cataluña (Sanedrín), está llamado a figurar en la historia de España como uno de sus personajes más funestos.
Su objetivo capital ha sido y es hacer de Cataluña un Estado soberano, combinado con la desmembración de España, reducida, en su imaginación y de acuerdo con sus planes, a una serie de territorios dispersos y desprovistos de estructura estatal, de modo que en un futuro previsible pasen a constituir el campo de colonización y expansión de la Gran Catalunya.
De hecho, su modelo político ideal ha sido siempre el Gran Israel, pues siempre ha visto al catalán como un pueblo elegido y siempre se ha atribuido a sí mismo una función mesiánica.
Para alcanzar ese objetivo, Jordi Pujol y sus colaboradores han establecido, entre otros, los siguientes pasos o proyectos parciales, que están llevando a la práctica:
1) Instauración de una dictadura real en Cataluña, de modo que, bajo la apariencia de una democracia formal, en ella la política la hagan exclusivamente los catalanes para los catalanes. En rigor, sus formaciones políticas constituyen un partido único con una dirección única. El mantenimiento de este esquema operativo es la base necesaria e indispensable para acceder a cualquier forma de independencia por procedimientos formalmente democráticos.
2) Creación de una Administración propia de carácter estatal financiada por España, unida a la creación de una legislación igualmente propia que supere la dependencia de Cataluña respecto de España e invierta dicha relación, hasta conseguir que España dependa de Cataluña. Ese es el espíritu del Estatut y esa es su finalidad.
3) Formación, promoción e instigación de focos secesionistas en diferentes puntos de España, así como de movimientos disgregadores de toda índole, cualquiera que sea su apariencia, para favorecer y acelerar su destrucción y, de paso, ocultar la acción de los separatistas catalanes, que así podrán presentarse ante los españoles como aliados e incluso como defensores de la unidad de España. De hecho, los valedores de la soberanía compartida pretenden vender esta fórmula como una salvaguarda de dicha unidad, pues de acuerdo con ella lo único que ocurriría, llegado el caso, sería que la representación estatal pasaría de Castilla a Cataluña.
A estas alturas de la conjura, Pájaro bobo considera lícito pensar que, si el honorable presidente del Sanedrín catalán se lamenta amargamente de los ataques de que es objeto Cataluña por parte de la mayoría de los españoles, es sencillamente porque ve peligrar su gran sueño. Si hay ataques y agresiones, además de intrigas, conjuras y mil formas de deslealtad, es por parte de los separatistas que se han apoderado de las instituciones de Cataluña, no por parte del conjunto de los españoles.
Pájaro bobo, en situación de muerte civil desde hace alrededor de veinticinco años, después de ser estigmatizado, perseguido, difamado, calumniado, marginado y excluido del mercado laboral, podría explicarle a este ploraner y jeremíaco hijo de la mentira cómo vive y sobrevive en Cataluña un enemigo declarado de la ideología dominante y su dictadura. Y el caso es que aún no ha perdido la razón, como tampoco la autoestima y la buena conciencia que, por derecho, corresponden a los oprimidos, acaso los únicos demócratas auténticos del momento, de todos los momentos en los que triunfa el engaño, medra el oportunismo y sobrevive la cobardía.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Qué hará y qué será capaz de hacer el presidente del Sanedrín catalán si le sale mal la gran jugada de su vida?
¿Aceptará la ayuda de alguien que, después de verse condenado a muerte civil, acertó a sobrevivir aferrado a su dignidad?