13 de septiembre, día de recuerdo, día de silencio
Con Hervás en el alma
Ayer, 13 de septiembre, se cumplieron 72 años de la muerte (asesinato) de mi padre, Miguel Ibero. Día de recuerdo, día de silencio. Con el recuerdo estuve en Hervás, en silencio recorrí la empinada y estrecha calleja de la ermita de Santa Bárbara, en el término municipal de Puerto de Béjar. Allí murió él. Allí nací yo por segunda vez. Tenía entonces dos años. Desde aquella mañana vago por las callejas del mundo y con frecuencia me veo en los ojos de ese niño con síndrome de Down que va por la calle y, cada vez que ve una mujer, se acerca a ella y le pregunta: «¿Eres tú mi mamá?»
Para mí, si hay algo que no tiene sentido es que todo tenga sentido. ¿Hay ahí una prueba de que Dios existe o una prueba de que Dios no existe? ¿Se puede llegar a conocer, al menos vislumbrar, desde lo contingente (el ser humano) lo supracontingente (Dios)? Acaso la clave y la respuesta estén en el dolor. ¿Permitirá el dolor a la mente humana transcender los límites de lo contingente?
13 de septiembre, día de recuerdo, día de dolor. El dolor puede y acaso debe purificar el recuerdo hasta dejarlo libre de odio y de rencor. ¿No son el odio y el rencor el agujero negro del alma?