El grito
La sociedad catalana está formada por dos comunidades sociolingüísticas: una comunidad de lengua catalana equivalente al cuarenta y ocho por ciento de la población y, por lo tanto, minoritaria y una comunidad de lengua española equivalente al cincuenta y dos por ciento de esa misma población y, por lo tanto, mayoritaria.
A pesar de ese hecho y a pesar de tener un régimen democrático tanto en el conjunto de España como en Cataluña, la comunidad de lengua catalana oprime a la comunidad de lengua española. Es una opresión política, social, cultural e incluso religiosa, sí, religiosa.
El grito de hoy, proferido por varios miles de gargantas —de cinco mil a ocho mil, según los diversos informantes—, pretende denunciar lo que está ocurriendo. Aunque sólo sea para que nadie venga después diciendo que él no sabía nada. Lo saben todos, en Madrid y en Barcelona, en la Conferencia Episcopal Española y en Montserrat, también en el Vaticano.
El grito es una denuncia y la denuncia un aviso. Que nadie se llame a engaño.