Economía: la parcela ordenada
Como norma, Pájaro bobo tiene orden en su economía y, dentro de ella, en cada uno de sus estratos o niveles. Su economía es ahora la de un paterfamilias de clase media. Ni tuberculoso pobre ni potentado. Él considera que tiene lo necesario para atender a las necesidades de sus pupilos y a las propias. A principios de cada mes divide el presupuesto de ese período en tres partes: consumo hogareño, pagos/inversión y ahorro. Ahora las cuentas le cuadran, pero para ello ha tenido que imponerse a los beneficiarios y a veces ha tenido que recurrir a procedimientos poco democráticos. La economía tiene leyes que la razón no siempre entiende: ni entiende ni acepta.
Pájaro bobo considera que todo sistema racional de orden práctico debe incluir necesariamente decisiones y medidas irracionales impuestas por la fuerza. Eso o la miseria razonable.
Esta mañana, Pájaro bobo ha preguntado al vidente que tiene como asesor en asuntos de pecunia o pasta cansa qué había que hacer con los ahorrillos, y el vidente, tahúr o truhán le ha contestado que nadie lo sabe.
Así las cosas, Pájaro bobo ha decidido seguir adelante con su música: tener orden en su parcela, mantener el esquema de los tres tercios siempre que sea posible y no dejarse engatusar con operaciones que prometen grandes beneficios.
Podemos y debemos pensar que en economía ya está todo inventado, y más para un profano. A pesar de eso o precisamente por eso, Pájaro bobo seguirá dejándose guiar por su intuición de viejo desvalijador de cajas de caudales.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿le servirá o no le servirá de nada a Pájaro bobo tener orden en su parcela si la crisis arrasa todo el campo de la economía?
Sea cual fuere la respuesta que nos espera, Pájaro bobo podrá decir siempre: «Aré lo que pude y supe».