Novísimo New Deal: de 1929 a 2008
A la postre, la Gran Depresión estadounidense de 1929 alumbró un proyecto regenerador o, más exactamente, reactivador de la economía auspiciado y propugnado por el presidente Franklin Delano Roosevelt entre los años 1933 y 1937. Fue el New Deal, término que puede entenderse como «Nuevo Acuerdo», «Nuevo Pacto», «Nuevo Trato».
Como la Gran Depresión fue esencialmente una crisis de producción, la solución consistió en la adopción/ejecución de paquetes de medidas encaminadas prioritariamente a reactivar la economía productiva mediante el consumo y la inversión, que a su vez fueron reactivados mediante programas de trabajo privado y empleo estatal. En definitiva, el mercado, en cuanto consumo colectivo, activa/reactiva la producción (economía productiva), a la vez que regula y estabiliza el sistema económico en su conjunto. ¿Perpetuum mobile? Pájaro bobo se inclina a pensar que, efectivamente, unas veces se trata de un perpetuum mobile y otras, en cambio, de una círculo vicioso o Teufelskreis.
En cualquier caso, la crisis actual es infinitamente más grave, aunque sólo sea porque afecta al conjunto de la economía entendido como modelo —producción, distribución y consumo—, un modelo que muchos entendidos consideran agotado (exhausted). En lo que éstos no se ponen de acuerdo es en si el modelo está efectivamente agotado en términos absolutos (como modelo económico en sí mismo) o en términos relativos (como ciclo histórico). Esa diferencia en el diagnóstico determina lógicamente diferencias en los tratamientos propuestos para afrontar y solucionar la crisis. De lo que no cabe duda es de que el tratamiento o los tratamientos que se propongan y lleven a la práctica deberán insistir sobre todo en la reducción y el control de la distribución, que es donde se asienta la economía especulativa, principal causante, a los ojos de la inmensa mayoría de observadores, de la actual crisis económica.
Aun así, hay que decir que las medidas de control del sector especulativo son imprescindibles pero no suficientes. Hacen falta también medidas que fijen de nuevo las leyes del sistema de producción y sobre todo del mercado, un mercado que, como hemos podido comprobar, no sólo actúa como mecanismo retrorregulador sino también como impulsor, a menudo en términos exponenciales, de los errores (desequilibrios) tanto del sector productivo como del sistema económico en su conjunto.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué quedará de nuestras economías después de esta crisis?
Añadir comentario