Un partido español en Cataluña
Pájaro bobo quiere creer que el partido de Rosa Díez seguirá creciendo, incluso espectacularmente, en el conjunto de España. En las próximas elecciones puede hacer pupa tanto a los impopulares como a los asocialistas y los antisocialistas. Rosa tiene temple y empuje y fuerza de convicción, esa fuerza que sólo tiene quien cree en su propio mensaje. El que miente sistemáticamente, como verbigracia Zapatero, no puede hablar con convicción de proyectos y, mucho menos, de utopías. En rigor, la utopía de Zapatero consiste en imaginar que va a engañar a todo el mundo durante todo el tiempo y, además, van a agradecérselo. Como Sarkozy.
A Pájaro bobo el cinismo de Zapatero le sobrecoge y le anonada, pero, claro, a Pájaro bobo le falta mucho para ser normal. Y ya no le queda tiempo ni para aprender ni para cambiar.
Menos prometedor, mucho menos prometedor es, hasta ahora, el futuro de Rosa y los suyos en Cataluña, dominada por la casta de los separatistas, una casta sin escrúpulos que se ha apoderado de todas las instituciones democráticas de «este país» y ha sometido al conjunto de la población —unos siete millones de personas— a su ley: democracia formal en la superficie y, debajo de ella, control de todas las actividades públicas. Sistema político-policial aprendido en Israel y de los israelíes. Desmontarlo va a ser muy difícil, cuando no imposible.
La idea de los separatistas catalanes es alcanzar la independencia o, al menos, cierta forma de reconocimiento internacional antes de que España intervenga. O que, cuando decida intervenir, sea ya demasiado tarde. Carme Xacó, ministra de Indefensa, será, en su momento, una pieza clave. Sus valedores están seguros de que la susodicha nunca firmará una orden contra quienes la pusieron donde está.
A juicio de Pájaro bobo, el Partido de los Ciudadanos está en Cataluña para controlar el voto español e impedir que aquí se forme un partido de auténtica vocación española. ¿Acaso puede salir un mensaje leal y unívoco de una cabeza como la de Francesc Carreras? Si ahora Ciudadanos denuncia —de boquilla— la política lingüística de la Generalidad es para cerrar el paso a UPyD. Los separatistas catalanes saben que Carreras nunca los atacará a fondo por la sencilla razón de que nunca lo ha hecho —¡ni siquiera cuando más fácil le era y más obligado estaba!— y ese tipo de traiciones no responde a su tarannà. Tanto él como Rivera, el nen, y José Domingo, el parlamentario superviviente y medrador, están ahí para cerrar el paso a las huestes de Rosa hasta que, pasado el peligro, se fusionen con el PP de la Nebrera, vía de acceso a Convergencia y al establishment de les virolles llargues, también conocido como el Rovell de l’ou.
Los mencionados, junto con sus seguidores, agentes y quintacolumnistas, no quieren una integración con UPyD. La verdad es que tampoco son creídos y queridos. Como dice el parlamentario Domingo: «El asunto de la lengua espanta a la gente». Y, claro, él no está ahí para jugarse la vida por un ideal. Lo suyo es medrar, medrar, medrar y sobrevivir.
Por todo ello, y por otras muchas causas, el partido de Rosa Díez, también llamado UPyD, lo tiene mal en Cataluña, al menos en opinión de Pájaro bobo, al menos a corto plazo, al menos en tanto no surja una cabeza o un colectivo de cabezas capaz de elaborar un proyecto político con fuerza suficiente para romper la coraza separatista.
Y si hoy sabemos que eso es posible es porque tenemos el ejemplo de Vidal-Quadras a modo de referencia gloriosa. Cataluña no es mayoritariamente separatista. Ni siquiera con una dictadura como la actual, ni siquiera acaparando todos los resortes de poder y representación, ni siquiera quedándose con el dinero de todos los contribuyentes de esta región española.
Pájaro bobo ha apostado por Rosa y con Rosa seguirá en Cataluña, futura región española.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es verdad, como ha soñado Pájaro bobo, que el carallot Carod ha ofrecido a Shimon Peres, presidente de Israel, el honor de ser el primer jefe de Estado que reconozca a Cataluña como república independente?
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