Artículos del día 10 de diciembre de 2008

Mientras UPyD se distancia de Ciudadanos…

Parece ser que UPyD se distancia cada vez más del Partido de los Ciudadanos. ¿Diferencias ideológicas y programáticas o desencuentros humanos debidos a posiciones personales y personalistas? No se sabe. Lo que sí se sabe es que a cada intento de acercamiento por parte de los representantes de Ciudadanos los responsables de UPyD responden con un nuevo alejamiento. Y dicen que va en serio.

UPyD tiene cada vez más fuerza en la España profunda, en la España periférica y, claro está,  en el conjunto de España, hasta el punto de que Rosa Díez, Capitana de este minifundio virtual, es hoy la figura política más valorada, mientras que Ciudadanos se va reduciendo progresivamente a las vigueries catalanas, donde nació y de donde, a juzgar por los últimos sondeos, no va a salir. En estos momentos, un mensaje de Ciudadanos a los españoles probablemente correría la suerte de la Operación Roca, de grata/ingrata memoria, pues en realidad era una Operación Pujol.

Se comprende que UPyD, consciente de su superioridad ideológica y estratégica, se niegue a tener tratos con una formación política de la que, por su indefinición ideológica, no hay que fiarse. Y eso que precisamente en estos momentos los ciudadanos se están empleando a fondo en la defensa del idioma español dentro de su demarcación. Pero ni por esas.

A decir verdad, su ideólogo, un catedrático de Derecho constitucional perteneciente al establishment conocido en la margen siniestra del Ebro como el Rovell de l’ou, está atacando con contundencia al Estatuto, concebido en su momento como la arquitectura jurídica de la República catalana, y defendiendo simultáneamente la labor del Tribunal Constitucional en su condición de garante de la legalidad parcialmente  vigente en el cafarnaún del Estado de las Autonomías. Lo curioso del caso es que, mientras el catedrático ataca al Estatuto, el Sanedrín calla. Y, lo que es aún más incomprensible, li deixa fer.

Ahí hay gato encerrado.

En cualquier caso, Pájaro bobo no se fía ni del catedrático ni de sus discípulos ni de sus fámulos y acólitos, pues por bastante menos lleva él como veinticinco años en condiciones de muerte civil.

Suerte de su búnker de pladur, de su universo virtual y suerte, sobre todo, de Margarita, dama blanca de este viejo y atormentado jugador de ajedrez.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué  Pájaro bobo  tiene que jugar siempre con  las piezas negras?