El carallot Carod y la jibarización del Estado español
En las ciencias empíricas y concretamente en medicina se sigue un método teórico-práctico que, convenientemente adaptado, puede adoptarse y practicarse con provecho en otras muchas disciplinas y actividades humanas.
En medicina, una vez fijado el tema de estudio y/o investigación, se establece un marco general de acuerdo con un método deductivo. El marco —-por ejemplo, el cuerpo humano o, mejor aún, un paciente como unidad psicosomática—- proporciona el cuadro clínico que preside todas y cada una de las intervenciones del médico en puntos concretos.
Dentro de ciertos límites lógicos, el cuadro deberá ser lo más amplio y lo más completo posible; cada intervención, lo más reducida y lo menos lesiva y lo menos agresiva posible, máxime cuando se toma como referencia y punto de partida/llegada teórico una situación de equilibrio o de salud inicial. Evidentemente, en la práctica la agresividad de una intervención médica vendrá determinada siempre por la gravedad del mal y la agresividad de los agentes malignos.
En definitiva, cuadro general e intervención deben ser complementarios, como de hecho lo son la deducción y la inducción en cuanto partes de un mismo modelo de razonamiento y un mismo método operativo.
Es posible que el carallot (botarate) Carod no sepa nada de todo lo dicho, pero el caso es que lo practica con asiduidad y aprovechamiento. Los separatistas catalanes tienen un proyecto integral, concebido de acuerdo con una visión deductiva —-el Estado catalán y la colonización-catalanización de los pueblos de España— y puesto en marcha de acuerdo con un método inductivo que parte de Cataluña y tiene como objetivo inmediato sustraerla a la geografía y la política españolas para convertirla en un oasis y, más exactamente, en una naciúncula.
Pájaro bobo se malicia que, aunque se dice que el tal carallot se ha ido a Ecuador con un millón de euros para fomentar las lenguas de los indígenas amazónicos, en realidad su misión consiste en aprender la técnica de la jibarización, pues piensa y dice: «Si los catalanes conseguimos jibarizar la cabeza de Rodríguez Zapatero, jefe del Gobierno español, habremos jibarizado la idea de España que tiene en ella».
En esas está.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿será tamaña idea una de las grandes aportaciones de la intelectualidad catalanoseparatista a la historia del pensamiento político de Occidente bajo la fórmula: A la jibarización del Estado por la jibarización de la cabeza de su jefe de Gobierno?