Kosovo: misiones del Ejército español en el extranjero
Podemos imaginar que las misiones de un ejército nacional en el extranjero cumplen varias funciones. Una de ellas es mantener ese ejército en condiciones operativas. Tales misiones tienen en casi todos los casos aspectos de maniobras militares con fuego real y situaciones reales o semirreales. Después están las relaciones internacionales y su juego de intereses. Pájaro bobo habla de memoria y, más exactamente, echando mano de su experiencia como viejo y experimentado ex jugador de ajedrez.
Kosovo no es ni una nación ni, mucho menos, un Estado. Con sus diez mil kilómetros cuadrados de extensión y sus dos millones escasos de habitantes, este brazo de tierra es en la actualidad la región más pobre de Europa. La independencia, declarada unilateralmente y apoyada por Estados Unidos y la OTAN, con toda seguridad que no va a mejorar esas condiciones.
En realidad, Kosovo es una pequeña, pobre y triste pieza del tablero balcánico, siempre volcánico, siempre a punto de entrar en erupción. Es comprensible que España, con problemas de separatismo en sus entrañas, no quiera estar en una zona geográfica a la que se ha obligado a declararse independiente por motivos no sólo ajenos sino abiertamente contrarios a los intereses de sus habitantes.
Y como España tiene por ministra de indefensa a una separatista, es lógico que, en evitación de males mayores, Zapatero, obedeciendo órdenes superiores, le ordenara que arriara la bandera y tocara retirada. La Carme Xacó es una subalterna de Montilla, y ya me dirán ustedes qué puede esperarse de una ministra amontillada. Claro que todo eso no ocurriría si en el Gobierno de España no hubiera agentes periféricos, pero esa es la triste realidad. Dicen que democracia es convivencia, no lealtad.
En cualquier caso podemos pensar que la tal Xacó se ha quedado con las ganas de asistir en primera persona al reconocimiento de Kosovo como nación independiente por parte de España. Evidentemente, pensando siempre en Vascongadas y sobre todo en Cataluña. Para eso está ahí la susodicha fiera corrupia.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué nueva misión le gustaría a nuestra ministra de indefensa que asignaran al Ejército español en el extranjero?