Cataluña: ¿nace una naciúncula?
Gracias sobre todo al Estado de las Autonomías, hoy en el seno de España hay varias naciúnculas en proceso de gestación. De todas ellas, Cataluña es la que se halla en fase más avanzada. De hecho, esta nascitura tiene ya más de medio cuerpo fuera del útero materno.
Pájaro bobo entiende que el alumbramiento de una naciúncula por vía de la intriga-negociación requiere, además de tiempo, tres grandes componentes, a saber:
1) Marco legislativo.
2) Dinero para la financiación del proyecto.
3) Programa político, económico y social
En el caso de Cataluña, el marco legislativo es el llamado Estatuto, que constituye de facto una Constitución. Su aprobación por parte del Tribunal Constitucional dejará al Parlamento de Cataluña vía libre para declarar la independencia de manera unilateral pero legalmente válida. Además, pondrá a España en una situación de inferioridad y dependencia con respecto a Cataluña. Los catalanes podrán entrar y salir libremente de España, y también ocupar cargos de responsabilidad en su Administración, mientras que los españoles no pondrán entrar y salir libremente de Cataluña y, mucho menos, ocupar cargos de responsabilidad en su Administración.
En opinión de Pájaro bobo, la aprobación de dicho texto jurídico y con él del término «nación» aplicado a Cataluña constituirá, si llega a producirse, una vulneración consciente, deliberada y dolosa del núcleo semántico de la Constitución vigente; quiere decirse de su concepto fundamental: la nación española como sujeto único e inalienable de la soberanía nacional.
Acaso los miembros del Tribunal Constitucional deberían saber y respetar que en ningún texto sometido a la jurisdicción de la Constitución española de 1978, hoy vigente, puede y/o debe aparecer la palabra nación si no es referida a España o, lo que es igual, de manera que menoscabe o ponga en entredicho su condición de sujeto de la soberanía nacional.
2) El dinero es absolutamente imprescindible para financiar este o cualquier otro proyecto independentista. Ahora, dar dinero a los separatistas catalanes es una traición y una clara malversación de fondos pertenecientes al erario público y a los españoles, y, por todo ello, un delito tanto más grave cuanto que el Gobierno sabe sobradamente a dónde va a parar ese dinero y qué se hace con él. Por lo tanto, el Gobierno es cómplice de esa traición y esa malversación de fondos pertenecientes a los españoles. Traición reiterada y malversación de fondos igualmente reiterada.
3) Con ese dinero los separatistas catalanes están llevando a cabo un programa político, económico y social destinado a dotar a Cataluña de la estructura propia de un Estado soberano. Y lo están haciendo a plena luz del día.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿habría que destituir y procesar al jefe del Gobierno para poner fin a ese estado de cosas antes de que sea tarde?
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