El aviso de XXX: desde el mar de las Angustias

A Pájaro bobo el aviso de XXX le llegó hace ya bastante tiempo;  posiblemente, de uno a tres años. En este blog, que es el suyo,  se encontrarán fácilmente alusiones a esa y otras  llamadas de aviso de diversa naturaleza; en especial, de marginación social, alguna incluso de provocación callejera.  Quien quiera puede leer la entrada «¿Democracia en el reino del terror?», correspondiente al 21 de mayo de 2007. En ella encontrará salsa y condumio en canti y cali. Delikatesse.

Cuando recibió el aviso de XXX, Pájaro bobo, aún rebelde pero ya  un tanto alicaído y con el cacumen mermado a causa de la edad,  decidió no hacer nada, no decir nada a nadie, ni siquiera a su santa esposa y,  mucho menos, a sus hijos para no inquietarlos y en definitiva para no complicar las cosas. Recuerda que entonces o antes Margarita, alma diáfana y dama blanca de su ajedrez, le dijo: «Yo nunca me separaré de ti». Y en otra oca: «Si quieres  nos vamos de aquí». Ella, catalana de mena  y residente en los aledaños  del Rovell de l’ou

Del aviso de XXX, como de todos los que ha ido recibiendo en el espacio de 25 o 30 años, Pájaro bobo no tiene prueba alguna. «Saps? Aquest noi està mal del cap. Tè mania persecutoria.  No tè amics. Es un malparit».  Hay que tener en cuenta que, como ha dicho varias veces, se encuentra en situación de muerte civil. No existe, y quien no existe difícilmente puede poner denuncias. Al menos, no es creíble, ni él ni lo que dice.  Y, curiosamente, cuanto más se empeña en convencer, menos convence. En cualquier caso, esa es una de las razones por las que llegó a las playas de UPyD.

De XXX  Pájaro bobo no sabe absolutamente nada. Puede imaginar que pertenecía a un grupo del colegio en el que trabajaba  Margarita  o a la rama gerundense de su familia.  Ahora recuerda, porque fue lo que más grabado le quedó, que hacia el fin de la conversación  dijo: «En Cataluña, el límite de la lucha por la independencia es el asesinato. Yo hasta ahí no  llego. Para mí ese es el límite».

En opinión de Pájaro bobo hay una manera de saber hasta qué punto es cierto lo que  Pájaro bobo cuenta. Sencillamente, averiguar cuántas personas han tenido o tienen una experiencia similar a la suya en Cataluña. Él, personalmente, cree que debe de haber cientos. Y, evidentemente, si no aparece nadie más, el lector de este blog tiene derecho a pensar lo peor de Pájaro bobo. En cualquier caso, una cosa podemos dar por segura: los separatistas catalanes no abrirán la boca. Consigna del Sanedrín pujoliano:«D’això no es parla!»

¿Y entonces  por qué Pájaro bobo ha hablado ahora, y no antes, del aviso de XXX?  Para él  la razón es sencilla.  Durante casi cuarenta años trabajó como traductor, o sea, escribió para otros y en nombre de otros. Eso le permitió atender a las necesidades de su familia con burguesa dignidad y, al mismo tiempo, acumular una inusitada cantidad de conocimientos. Imagínense a alguien que traduce o, lo que en este supuesto es igual, lee ocho horas al día durante cuarenta años. Por eso,   cuando, ya con setenta años, los amigos de XXX le jubilaron,  en vez de maldecirlos, les dio las gracias, pues le habían ayudado a recuperar su frustrada y secreta vocación. Y, naturalmente, se puso a escribir.  Su  blog fue desde el primer momento un prontuario en el que recogía,  de manera precipitada y a veces  desordenada,  muchas de  las ideas que había ido acumulando a lo largo de su vida laboral, una vida  durante la cual había leído y memorizado tanto como tres o cuatro personas juntas.  Y si el blog de Pájaro bobo fue en un principio  un prontuario,  el prontuario ha pasado  a ser con el tiempo el punto de partida del libro que quiere escribir si XXX y sus amigos le permiten terminar sin  quebrantos ni accidentes mayores la travesía de ese mar de las Angustias que es  la vida humana para él.

En cualquier caso,  gracias a unos y otros.

Pregunta ingenua e intempestiva:  ¿A quién cree el lector de este blog que debe dedicar su libro Pájaro bobo?