UPyD Cataluña ante su futuro
Parece ser que UPyD Cataluña sufre una nueva crisis, crisis bifronte: hacia dentro y hacia fuera.
En opinión del Insomne, la crisis afecta simultáneamente a su organización interna y a su proyección social.
En su primera etapa, el Partido de los Ciudadanos recogió los sedimentos existentes en la comunidad de lengua española de Cataluña, sedimentos acumulados durante más de treinta años de lucha semiclandestina por entidades cívico-culturales como Asociación por la Tolerancia, Cervantina, Convivencia Cívica y otras.
La presentación del partido a cargo de un grupo de intelectuales hace ya más de dos años auguraba, de una parte, un futuro prometedor y, de otra, el fin de la dictadura encubierta implantada por la burguesía barcelonesa creadora, impulsora y beneficiaria de un ficticio nacionalismo catalán.
Dinamitado el Partido de los Ciudadanos tras una guerra de todos contra todos escenificada en su seno pero promovida desde fuera por el Partido Único de Cataluña, parecía que había llegado la hora de UPyD Cataluña.
Pero no ha sido así.
A la vista de la realidad, el Insomne lamenta tener que confesar que, en Cataluña, UPyD ha tenido siempre, incluso ahora, menos implantación social que el Partido de los Ciudadanos. Para él, eso significa que ni ha sabido canalizar en su beneficio la conciencia social existente ni cubrir el espacio dejado por esta formación.
Dentro de esa línea, la crisis que el partido sufre ahora acaso pueda y deba interpretarse como consecuencia obligada de un desarrollo a la vez deficiente e insuficiente.
En su momento, el Insomne albergó esperanzas de que, en un futuro no lejano, esta formación podría satisfacer la demanda social existente en Cataluña e incluso implantar no sólo aquí sino en el conjunto de España una manera de hacer política basada en el modelo anglosajón, de acuerdo con el cual los partidos políticos son estructuras económicas y como tales deben regirse por criterios de eficacia y rentabilidad.
Lamentablemente, hasta ahora, la intervención de un empresario hispano-suizo en la dirección de UPyD Cataluña sólo ha servido para que se haga cargo del alquiler de la sede del Partido en Barcelona y promueva y organice alguna iniciativa de carácter socio-empresarial, cuando de lo que se trataba era de adoptar e implantar en la dirección del partido una mentalidad de cuño europeo y una gestión presidida por criterios de racionalidad económica.
Frustrado el proyecto, parece llegada la hora de los mediocres, mientras que en esta pequeña parcela la política vuelve a ser un juego de niños, pues aquí, como en otras manifestaciones sociales, cada uno aporta lo que quiere pero siempre a partir de lo que tiene.
Aun así, como la vida continúa, deseamos que UPyD Cataluña encuentre las fuerzas necesarias no sólo para superar la crisis actual sino también para alcanzar una implantación que le permita llevar su mensaje al conjunto de la sociedad catalana.
Ese será el momento de la integración, de la acción conjunta y sobre todo de la generosidad.
Pregunta a los cuatro vientos: ¿cabe pensar en una formación política que agrupe todas las fuerzas vivas de la comunidad de lengua española de Cataluña?